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octubre 01, 2007

La co-lumna

>Hoy: ¿Dónde se fueron todos?

La cultura de la inercia

Un viernes en la tarde, me encontraba en una de las mesas de una cafetería del hall, compartiendo asientos con una futura estudiante de psicología, y una compañera que viene de bachi.

Aunque nos une la potencial profesión, las conozco por motivos externos que no viene al caso precisar.

Y es que en psicología –por ridículamente paradójico que suene- la socialización no es lo nuestro.

Comentábamos en aquella ocasión la falta de vida de nuestra facultad. Mi interlocutora recalcaba el exceso de grises, la falta de alfombras y las piletas carentes de toda estética. En fin, la poco feliz arquitectura de nuestra escuela (que es más bien la facultad entera) que la configura como un pasillo, un insípido pasillo más que un espacio.

Y es que es así, todos estamos de paso, a nadie le llama mucho instalarse en los territorios (¿?) de psicología en módulos que no estén escritos en el horario. Es más, estamos en constante búsqueda de vaciar aún más cuadrantes de la semana –tarea no muy difícil- para estar menos en la U. Y es que el máximo recorrido es a la fotocopiadora, y de ahí, vuelta casa. Nada de nada de vida universitaria (salvo notables excepciones).

Y es que sí, a psicología le hace falta color (¿decían que le faltaba rock?), le hace falta estudiantes que se la jueguen con iniciativas, que quieran que su voz se escuche o que simplemente asistan a las actividades que se programan.

Pero la verdad es que luego de quejarnos en nuestro primero año de la U, y querer cambiarlo todo, en segundo ya se nos va todo lo de “revolucionarios” y ya ni siquiera nos aparecemos por los carretes.

Nos sumergimos en la cultura de la inercia, que restringe nuestra vida universitaria a las abultadas fotocopias. Y qué lástima que nuestro paso por la universidad pueda contarse en carpetas.

Desesperanza aprendida – comentaba mi interlocutora (la srta. M.)

Y ni en los 50 años se ve algo de espíritu de escuela.

Que donde está la directiva del CEPS… me pregunto.

Que donde están los novatos… me pregunto (¡y todos los demás!).

Que donde están todos aquellos tipos que piensan que por estos lares sí se pueden hacer cambios.

NN: ¡Identifíquese!

junio 01, 2007

La co-lumna

>Hoy: +/-

Exponer-se

“Revolucionarios del mundo ¡revolucionaos vosotros mismos!”, versa el final de la columna de nuestro “nuevo” habitué en el pasquín –veterano en la escuela– mr. Cristian Rodríguez.

Creo que por primera vez estoy de acuerdo con la puesta en escena de sus escritos –debo decir, que sin embargo de él he visto muy pocos– luego de estar en abierta oposición a su utopía planteada a través de la cuncuna amarilla (véase El Esquizoide, abril ’07).

También le he dado un vistazo a la columna de Anna O. que por estos días –hay que decirlo– anda como loca. Atrás quedaron sus tímidas reflexiones librescas, y hoy se jacta de las más sórdidas vivencias personales.

¿No es que a todos nos pasa un poco eso?

Quien escribe, debe reconocer durante el semestre en curso… una pérdida de fe en las fotocopias, y una vuelta a la vida misma (que en la práctica se traduce en: - lecturas, + horas de sueño / - clases, + vida).

Sé que ya varias veces le he dado vueltas un poco al mismo tema, recalcando que la teoría no es palabra sagrada, y que funciona en la mente de los doctos, pero no en la vida de quienes serán tus futuros pacientes –al menos no intacta–. No es renegar de ella, sino devolverla a su sitio, como abstracción necesaria pero insuficiente. (lo sé, lo sé… esa es una gran frase cliché… pero se entiende).

Hace poco leía un artículo en una revista, acerca de la reciente publicación en español del “Libro Negro del Psicoanálisis”. Las críticas a esta perspectiva teórica, las leí con curiosidad, pues “casualmente” es una teoría con la que simpatizo. Entre otras cosas, se le imputaba a Freud el crimen de inventar a los celebérrimos protagonistas de sus escritos (aprovechándose del secreto clínico, por medio del uso de seudónimos), aquellos que habrían sido beneficiados con “la cura del habla”. Los ataque más suaves, decían que de ninguna manera los había inventado… sino que nada era cierto acerca de esos casos: que jamás habían sido curados.

No faltaba en ese artículo, el testimonio de la joven que luego de seis años de un psicoanálisis infructuoso, había sido curada por una terapia cognitivo-conductual. Sólo se me viene a la cabeza, que quienes se afanan en buscar las incongruencias teóricas, los vacíos conceptuales (que por supuesto que los hay), en vez de buscar, intenten. Que se ahorren tiempo de lectura (y agreguen horas de sueño), y vivan una terapia psicoanalítica. [ – libros, + experiencia ].

Ya basta de vivir la vida con intermediarios. Y en vez de exponer las cuestiones, expongámonos a ellas.

mayo 01, 2007

La co-lumna

>Hoy: Sabiduría Popular

Otra cosa es con Guitarra

Hay pocos términos que me divierten tanto como el esfuerzo nosológico de la mismísima psicología. Esa ciencia humana, que en su afán de aprehender al sujeto, se ha hecho una jerga absolutamente ajena a lo que es el día a día.

Que la “edad de la segunda obstinación”, que la “búsqueda de identidad”, “que la resolución de la crisis intimidad v/s aislamiento” –que-las-ocho-etapas-de-Erikson-con-su-fuerza-
sintónica-y-distónica-que-el-ritualismo-y-la-ritualización-. “Aaaaaahhhh, es que está en la edad del pavo”. Y ¡Voilà! Todos entendimos perfecto... y no hicieron falta llenarnos de explicaciones complejas y palabras estéticamente científicas.

Y es que la psicología debería tener menos pretensiones de ser una ciencia dura y nutrirse más de la sabiduría popular.

La psicología intenta recorrer la senda del cientificismo con los pies descalzos, porque su pecado –su vergüenza- es ser absolutamente humana... imperfecta.

“Dime de lo que te jactas, y te diré de lo que careces”.

La Psicología tiene tejado de vidrio. Y punto.

Que todos esos términos –esos estéticamente científicos- se queden en nuestra cabeza, y que sepamos bien cuando estamos en-el-mundo... porque las fotocopias sirven, sí... los conceptos sirven, sí... la teoría sirve, sí... pero no seamos ingenuos... otra cosa es con guitarra.

abril 01, 2007

La co-lumna

>Hoy: Cuncuna Amarilla

[de] Formación Psicológica

Entre el travestismo de la cuncuna amarilla (consúltese a la adictiva srta. O.) y su cualidad de metáfora (consúltese al letrado sr. Rodríguez) uno no sabe qué pensar. Y esto es justamente lo que hacen contigo, en estos años de carrera.

Te lo dicen todo, te llenan de todas-las-explicaciones-posibles y al final te dejan con la mente [en blanco].

Entre la imposibilidad de renunciar al discurso, tu acumulación orgónica, tu tendencia natural hacia la autorrealización y tus respuestas automáticas, te dejan poco espacio al libre albedrío –si, y sólo si, algo como eso finalmente existe–.

Y después quieren –sí, quieren– que te sientas en plena libertad para usar la teoría en función de la práctica. [[ Y sí, sólo para que lo sepas, ese es el argumento para que tus ramos tengan 1237 fotocopias semestrales y -2 aspectos pragmáticos: porque la teoría es el mejor sustento de la práctica... eso dicen ]].

Para qué vamos a andar con cosas, suena bonito “Más Quijote, menos Freud”, pero ¿cómo nos deshacemos de Freud?, ¿quién me dice cómo podemos des-entendernos de él, después de todas las palabras implícitas –flores y tomates– a favor y en contra de la vaca sagrada?

Y es que ya lo hablamos –sí señor lector, acabo de tener un déjà vu– cuando dijimos que el psicoanálisis había penetrado en el sentido común. O, dime tú, querido novatillo, ¿qué autor relacionabas más con psicología que don Sigmund? (espero que no me digas Papalia ).

Ya nadie sabe si ser ecléctico, es ser espléndidamente “integrativo” o derechamente un irresponsable. Y la verdad, la verdad… no hay demasiado que hacer... simplemente es parte de la [de]formación profesional.

Novato... bienvenido.

[[Nota al pie: Sólo para que lo sepan –aunque no quieran saberlo–, el tema (la excusa) de esta edición era “novato”, y parece que nos quedamos pegados con la cuncuna amarilla. Saquen sus propias conclusiones]].

marzo 01, 2007

La co-lumna

>Hoy: TU Esquizoide

Guess What?

El Esquizoide... VOLVIÓ!! Sí señorita psicóloga-en-potencia (y señores) esto no se acaba. Y sí novat@ (no mechón, créeme que terminarás acostumbrándote), esto es un espacio de encuentro de los des-encuentros.

Así que, aquí estamos... arrojados a marzo. Quien les habla, y que les hablará todo el año (gusto en verlos), está al fin en tercer año. ¿Qué se viene? El paseo del ombligo, y el Psykhus, que en palabras simples trata de [ C E N S U R A D O ] a grandes rasgos.

Curiosos o no curiosos, volvimos a las aulas. Pucmático y bernarditas ya fueron discutidos en ediciones anteriores (consulte El Eszquizoide N° 4) así que este año se viene Coloma y su narcisismo, Recuero y su atuendo, Bernardita todopoderosa aún con el cambio de dirección -que nadie sabe ni siquiera que cambió- (consúltese al sr. Catalán).

Porque aunque en esta escuela la gente no sea de lo más participativa, y las cosas no se hagan con la transparencia necesaria (consultar al sr. Ramírez), de todos modos tenemos mucho que decir… que decirte a ti, a través de estas páginas. Porque abundan las conversaciones de pasillo, y nosotros queremos recogerlas. Porque lo discutimos todo, pero no nos atrevemos a decir nada.

Guess what? El Esquizoide sí quiere atreverse… así que… ¿Que me cambian la malla? ¿Que me cambian a última hora al profe que le aposté todos mis [valiosos] puc-puntos? ¿Que el pucmático tiene sus trucos? ¿Que hay descuento secreto en fotocopias? ¡¡¿¿Que para ser ayudante de psicoanálisis hay que hacer quéeeee??!!

No Te Pierdas.

noviembre 01, 2006

La co-lumna

>Hoy: Cultura Esquizoide

Hasta la próxima

Dos años en la escuela EPUC, y es difícil hacer una especie de balance. Mis conocimientos en psicología, son muchos menos de los que esperaría a estas alturas –y muchos más de los que creo–. Y aunque he adelantado cuanto ramo he podido, sigue en mi mente el fantasma de tercer año: el momento crítico en que esta carrera deja de ser “puro webeo”.

Este pasquín cumple también su ciclo, un primer año de vida, luego de que se juntase –frente a los pastos de la cafeta– un equipo de especimenes variopintos, que intentó publicar mes a mes, su volada personal en aras de una identidad EPUC perdida. Las ambiciones iniciales han sufrido transformaciones –por no decir desilusiones–, pero en el camino, lo central se ha logrado: hacer de la metáfora “estudiantes de psicología”, un constructo medianamente homogéneo dentro de la diversidad.

Lo menos importante, a estas alturas, son los conocimientos académicos –la mayoría de ellos olvidado–. Quizás la escuela de psicología se propone –sin saberlo– la formación personal de su estudiantado –nosotros, nuestra herramienta de trabajo– y el establecimiento de una cosmovisión aguda, capaz de entender, por sobre todo, la riqueza de la diversidad. ¿Y cómo no hacerlo?, si desde nuestro seno de formación, nos reconocemos todos distintos.

La semana de escuela, quiso imprimir un sello especial, quizás una cereza a la torta de lo que el ceps ha venido –enérgicamente– promoviendo: una cultura de psicología, una construcción de nuestra realidad. Los eventos –ciclo de músicos EPUC, asados, lanzamientos de esquizoide, etc– así lo han confirmado. Y aunque aún todos caminamos a distinto paso hacia algún lugar [la tierra prometida], al menos caminamos –como recién adivinamos– en la misma dirección.

El Esquizoide, en este [y otro] sentido, ha marcado el paso (algo así como las miguitas de pan de Hänsel y Gretel). Entre los desvaríos de Anna O., editoriales que rayan en lo absurdo (!), críticas a nuestra propia disciplina y retratos de nuestra escuela, este pasquín ha intentado ser un punto de encuentro para la amplia gama de personas y discursos.

Que El Esquizoide, también tenga una identidad indefinida, significa que ha cumplido su tarea de maravilla: ser reflejo del estudiante de psicología UC, un perfil indefinible y en tránsito permanente por todas las posibilidades de ser.

Se termina así el año, entre las aspiraciones de los de primero, el hartazgo de los de segundo, el merecido descanso de los de tercero, la ansiedad de los de cuarto, y la promesa para los de quinto. Si la psicología no es una sola, tampoco nosotros podríamos serlo.

Esperando que la plaga de palomas de nuestra escuela, no acabe con nuestras queridas y ambiciosas miguitas de pan, nos encontramos... en la próxima.

Hasta entonces.-

septiembre 01, 2006

La co-lumna

>Hoy: Mitología EPUC

Freud: Gute Nacht!

Dicen que injuriar en contra del psicoanálisis, es causal de eliminación en la EPUC (¿o es que nunca te preguntaste a que se referían con “la universidad se reserva el derecho de revisar los antecedentes de sus alumnos y cancelar su matrícula en cualquier momento si, de dicha revisión, se desprende el incumplimiento de sus exigencias”). Claro, sacaron la entrevista eliminadora-de-desquiciados-mentales para el ingreso a psicología, pero a cambio tuvieron que optimizar sus medios de expulsión durante tu estadía. Y ahora todos aquellos desequilibrados, están entre nosotros, quizás publicando un pasquín que enarbole su patología –El Esquizoide–, el que debe pasar antes por el filtro de la autoridad (¿o por qué creen que la edición de agosto, termina por publicarse en septiembre?).

Y como yo aún no he sido reclutada en las filas de los mandamases del psicoanálisis, puedo darme el lujo –a costa de incrementar las medidas de resguardo personal- de hacer un ademán contra Freud y su bendecida descendencia. Claro, no seré yo la que lo haga (y que esto quede muy claro, señores de la Comisión de Gracia), sino que tomaré un extracto de un libro –no ficticio–: el diario de la señorita francesa, Valérie Valère.

“Todos los psiquiatras tienen aire pontificial y condescendiente: “pequeña, en realidad no hay ningún problema; lo único que tienes que hacer es comer.” Qué ridículos resultan protegidos tras sus escritorios y sus figuritas de adornos. Con falso aire de seriedad hacen preguntas tontas como: “¿te entiendes bien con tu madre?” “¿no te duele que tu padre se haya marchado?” “¿te ves muy gorda?” “¿preferirías ser un chico?” Nunca hubiera imaginado que fueran tan torpes. […]
Yo me divertía con sus majaderías de exámenes psicoanalíticos. Me llevaban a un pequeño despacho situado en los pisos secretos de esos asilos-laberintos y me dejaban con una de aquellas mujeres que trataban de parecerse a los hombres y te tomaban por una de seis años.
Voy a hacerte preguntas y tú contestarás lo que quieras ¿de acuerdo?... ¿qué te recuerdan estas fotografías?
Imágenes de círculos y de barras. No, señora, no dejaré que me atrape. No quiero que añada en mi currículum “obsesa sexual”. También sé que no se deben dibujar árboles con raíces demasiado gruesas: agresividad; ni con muchos frutos: arribismo; nada de muchas flores: romanticismo; no hay que ver en las figuras personas con demasiada frecuencia; sangre jamás; en pocas palabras, no hay que aventurarse.”

Es caricaturesco, lo sé. Pero al lector no debe sorprenderle, que ésta sea la vívida experiencia de una joven de sólo 15 años, internada por anorexia durante los años ’70.

Así que nada más que sugerir –tal como señalaba Cornejo en la edición pasada–, que no se dediquen al ejercicio básico de repetir una teoría, suspendiendo el juicio crítico. No porque lo diga Freud, se hace palabra sagrada.

agosto 01, 2006

La co-lumna

>Hoy: Vida PUC

Las 2 [y ½] B de los OFG

Bueno, bueno... me aprovecho ahora del optimismo y los aires nuevos que brindan las vacaciones, conjugado con la reciente toma de ramos, para hablarles desde esta tribuna, acerca de lo bueno, bonito y barato de los OFG.

Dejemos –eso sí– a un lado, por esta vez, el inconveniente de que todos los electivos estén condensados por malla, en los dos primeros años de nuestra carrera (o para ser mas precisa: en el segundo). También omitamos, solamente por la ocasión en curso, la lata de juntarse en horarios-poco-convenientes con completos-desconocidos que suscitan estos ramos, en sus innumerables talleres (sí señor lector, al parecer no soy una extravertida).

Nada de eso tendremos ahora en mente. Tampoco la pérdida de tiempo inicial, intentando encontrar la bendita sala en que se imparte el curso: la Q 48. No, no, no. Eso tampoco. Ahora vamos a pensar en esos lindos ramos, que no ameritan tan frecuentemente la visita a la fotocopiadora y el desembolso de una suma de dinero, a cambio de nuestro tiempo libre. Porque al contrario de lo que ocurre por estos lares, generalmente esos cursos no tienen religiosamente presupuestadas las lecturas semanales (excepto para aquellos poco ingeniosos –como yo– que se les ocurre tomar ramos en Historia). Menos lecturas, he ahí lo bueno.

Vamos a lo bonito. ¿No es bonito que de vez en cuando –y sólo de vez en cuando– no se escuche hablar del falo, la integración, los abundantes “depende” o del-mismo-asunto-desde-todas-las-perspectivas-posibles? (sí, porque todas son válidas).

¿Y lo barato? Bueno, de barato no tienen nada. Porque aunque usted esté en su segundo año, con dos cursos de “psicología” y 3 electivos de estética, seguirá pagando el exiguo arancel de su carrera de origen.

Por ello, si usted quiere revelarse contra el sistema y recuperar el excedente de sus sencillas clases profesor-pizarrón, tome electivos de medicina.

¿No quiere? Bueno, por eso mismo usted estudia psicología: no desea revelarse contra el sistema, usted quiere… comprenderlo. Y ya está cansado de repetírselo a sus familiares: usted no quería sólo células [usted era aún más ambicioso], usted quería a la persona completa… discurso incluido.

mayo 01, 2006

La co-lumna

>Hoy: Pensar-Y-Sentir

¡Adiós Descartes!

Para nadie en esta escuela es ajeno el llamado dualismo cartesiano (y para el que sí, ¡bendito sea!). Pues bien, desde aquella tradición, nos deviene un legado de plomo: que lo cientificista por allá, que lo fenomenológico por acá. Es irónico –por no decir inconsecuente–, que los profesores “se esfuercen” en abogar por la integración de estas perspectivas, cuando en verdad lo único que hacen, es atraer alternativamente nuestra atención a un paradigma u otro (y si no, pregúntenle a nuestra nunca bien ponderada malla curricular).

De una de estas dicotomías es que me propongo hablarles hoy. A mi juicio, de las más cotidianas y, por lo mismo, una de las más invisibles. Me refiero al pensamiento/sentimiento. Pues díganme ustedes: ¿en qué momento éstos, escindieron su ruta común? ¿en qué minuto se institucionalizó el “piensa con la cabeza” y “siente con el corazón”? ¿Que acaso son cosas distintas? ¿Alguien siente-sin-pensar y piensa-sin-sentir?

El muro infranqueable entre ambos, se hace evidente en el lenguaje. Si digo "lo siento", me estoy disculpando. Si digo "lo pienso", seguramente seré halagada por mis tendencias intelectuales.

Todos ovacionan a los "grandes pensadores". Y díganme ustedes, ¿alguien se acuerda de los "grandes sentidores"?. ¡Ni siquiera existe un término para ellos! -que vendríamos siendo todos-. Se dice -no sin desdén- "no caigamos en sentimentalismos", ¿alguien sería despreciado por caer en "pensamentalismos"?. ¡No!, ¡muy por el contrario! Se estimula a pensar y a pensar. Y por lo demás ¡ni siquiera existe tal vocablo peyorativo para el pensamiento!

Es evidente, que el sentimiento ha sido históricamente despreciado y oscurecido. En tal oscuridad, no quedó más que un surgimiento majestuoso del resplandeciente pensamiento.

¿Para qué esforzarnos en escindirlos? La vida es pensar-y-sentir, o más bien, sentir-y-pensar. ¿Para qué dividir esta unidad funcionalmente inseparable?

>El Dato Freak

En 1848, una explosión disparó una varilla de hierro de 6 kg, hacia la mejilla de un trabajador. Atravesó su cerebro y salió por la parte superior de su cráneo. Éste se desplomó al suelo, pero luego se sentó y empezó a hablar. El accidente destruyó una parte de su cerebro dejando un agujero en su cabeza. Vivió 12 años más, pero el accidente había cambiado algo vital: su personalidad. Antes de su accidente, era amable y alegre, un arduo trabajador y un amigo leal. Después de su accidente, se volvió perezoso y pendenciero. Sus amigos decían: "dejó de ser él mismo". Su médico, sospechó que el cambio se debía al daño causado en los lóbulos frontales de su cerebro. Estos están involucrados en la toma de decisiones racional y en la emoción.

abril 01, 2006

La co-lumna

>Hoy: Psicología

Psicólogo del sentido común

Hablar de psicología no es tarea fácil, pero es aún más difícil hablar del sentido común. Aunque nadie está ajeno a él, pocos o ninguno podrán dar luces de su identidad. Hegel nos dice de él, “es bueno para la cocina”. Unamuno, quien reprocha su utilidad pero valora su simpatía, lo cataloga como una [pre]reflexión a simple vista. Otros cuantos prefirieren guardar silencio y encogerse de hombros: ¡pues vamos, es una cuestión “de sentido común”! Frase con la que la mayoría de los asuntos se da por zanjado, como si tuviera cierto peso –y lo tiene–. Y es que a pesar de ser ampliamente desacreditado por la aristócrata occidental –la ciencia–, el sentido común tiene un arraigado lugar en sus compañeros de juerga: la gente común –léase, todos–, que lo saca a colación cada vez que la ocasión lo permite.

El sentido común es multidisciplinario, puede darnos un pronóstico del tiempo, normas morales, o incluso algún principio científico. Y ha conquistado también, los dominios de la psicología –¿o es al revés?–.

Y es que la psicología fijó su blanco justamente en aquello que es “patrimonio de la humanidad”: los principios del buen vivir. Y para acercarse a la ciencia, comenzó a recopilar una jerga propia, para lo ya conocido por intuición (baste mencionar, ‘empatía’ o ‘resiliencia’).

El sentido común, lejos de verse mermado con las conquistas de la psicología, cómodamente se apropió de los términos de ésta, que –por antojo– le parecieron más convenientes.

El psicólogo del sentido común, carente de estudios en la materia, se jacta de sus diagnósticos empapados de plena intuición y ajenos a toda teoría: declara, sin ningún peso, una madre neurótica, una tía derechamente histérica, y un hermano paranoico. Poco importa lo que digan “los expertos en la materia”.

Así, se instauró una confrontación implícita, en que la psicología rebautizó conceptos del mundo cotidiano, y el sentido común los recuperó renovados. ¿Es esto perjudicial para la psicología?

Tal parece que no. Es incluso deseable que los términos concebidos por la élite especializada, sean transferidos al vulgo (aunque no se traspasen intactos). En esta tarea, el psicoanálisis ha sido particularmente exitoso.

El problema sólo lo tiene el abnegado estudiante de psicología, que tras haber vivido como psicólogo de sentido común y consejero especializado, al poco andar en su vida universitaria, se da cuenta que es necesario derribar todos esos [pre]conocimientos. De lo contrario -para su total desconsuelo-, pueden ser utilizados en su contra. Y es justamente este, el precio que paga para asegurarse un cupo en la elite: se despoja de sentido común y se reviste de ciencia.

marzo 01, 2006

La co-lumna

>Hoy: Literatura

Sin Nada Detrás

La literatura es, a su modo, muchas cosas. Los versátiles literatos le otorgan curiosas y exquisitas formas. En ella –como en la vida– se puede ser travieso, fidedigno, irónico o implacablemente sincero.

Se puede decir con un exquisito rodeo de palabras algo que podría reducirse, quizás, fácilmente a sólo dos. Enmascarar, lo "simple".

"Solapadamente, el suave susurro
de su último soplo de vida
se dejó disfrazar con el viento".

También se puede ser –como dirían algunos– reduccionista, y simplemente lanzar con audacia, algo que representa demasiado, en sólo unas cuantas palabras. Quizás es mejor así... algunas cosas son incapaces de ser aprehendidas. Despojar de todo disfraz.

"Lo que era todo tiene que ser nada."

Puede trasladarnos a parajes dulces... y, de súbito, simplemente, dejarnos... helados.

"Deshojada quedó Margarita en el revuelo del patio del cité, bajo el abrazo del conviviente de su madre, cuando al cumplir ocho años, entre globos y reggaetón, él le susurró que la quería: mucho, si guardaba silencio; poquito, si se resistía; nada, si lo denunciaba." *

La literatura puede también ser irónica, diciéndonos justamente lo contrario.

"Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso. " *

O quizás, a ratos – por mera diversión, necesidad o jugarreta dominguera- comportarse cual espejo.

Ahora bien. Seamos claros. No es la literatura el asidero infinito y versátil de toda intención mágica. No es que haya todo-un-mundo detrás de las letras (y seguramente no hay nada detrás -y que en esto me excuse el papel-).

Pues son, justamente, los divinos y profanos lectores, los escultores de esta arcilla numinosa.

Son ellos –no las palabras- el asidero de toda magia. Son ellos –no los escritores– los que se sumergen en mundos fantásticos, en hazañas maravillosas y paseos inolvidables. Son ellos la verdadera literatura.

La literatura es a su modo muchas cosas. Es cierto; pero no sería ninguna, sin exploradores audaces capaces de vivir las letras, en otoño, a la luz de la vela, al compás de la lluvia o al mediodía.

El asunto, –todo el asunto– es lo que hay delante:

mentes, almas, cuerpos, recuerdos, sueños... [vidas].

(*) Mis informantes en esta edición: Borges, Middleton, Parra y Mauricio Babilonia.