septiembre 01, 2006

La co-lumna

>Hoy: Mitología EPUC

Freud: Gute Nacht!

Dicen que injuriar en contra del psicoanálisis, es causal de eliminación en la EPUC (¿o es que nunca te preguntaste a que se referían con “la universidad se reserva el derecho de revisar los antecedentes de sus alumnos y cancelar su matrícula en cualquier momento si, de dicha revisión, se desprende el incumplimiento de sus exigencias”). Claro, sacaron la entrevista eliminadora-de-desquiciados-mentales para el ingreso a psicología, pero a cambio tuvieron que optimizar sus medios de expulsión durante tu estadía. Y ahora todos aquellos desequilibrados, están entre nosotros, quizás publicando un pasquín que enarbole su patología –El Esquizoide–, el que debe pasar antes por el filtro de la autoridad (¿o por qué creen que la edición de agosto, termina por publicarse en septiembre?).

Y como yo aún no he sido reclutada en las filas de los mandamases del psicoanálisis, puedo darme el lujo –a costa de incrementar las medidas de resguardo personal- de hacer un ademán contra Freud y su bendecida descendencia. Claro, no seré yo la que lo haga (y que esto quede muy claro, señores de la Comisión de Gracia), sino que tomaré un extracto de un libro –no ficticio–: el diario de la señorita francesa, Valérie Valère.

“Todos los psiquiatras tienen aire pontificial y condescendiente: “pequeña, en realidad no hay ningún problema; lo único que tienes que hacer es comer.” Qué ridículos resultan protegidos tras sus escritorios y sus figuritas de adornos. Con falso aire de seriedad hacen preguntas tontas como: “¿te entiendes bien con tu madre?” “¿no te duele que tu padre se haya marchado?” “¿te ves muy gorda?” “¿preferirías ser un chico?” Nunca hubiera imaginado que fueran tan torpes. […]
Yo me divertía con sus majaderías de exámenes psicoanalíticos. Me llevaban a un pequeño despacho situado en los pisos secretos de esos asilos-laberintos y me dejaban con una de aquellas mujeres que trataban de parecerse a los hombres y te tomaban por una de seis años.
Voy a hacerte preguntas y tú contestarás lo que quieras ¿de acuerdo?... ¿qué te recuerdan estas fotografías?
Imágenes de círculos y de barras. No, señora, no dejaré que me atrape. No quiero que añada en mi currículum “obsesa sexual”. También sé que no se deben dibujar árboles con raíces demasiado gruesas: agresividad; ni con muchos frutos: arribismo; nada de muchas flores: romanticismo; no hay que ver en las figuras personas con demasiada frecuencia; sangre jamás; en pocas palabras, no hay que aventurarse.”

Es caricaturesco, lo sé. Pero al lector no debe sorprenderle, que ésta sea la vívida experiencia de una joven de sólo 15 años, internada por anorexia durante los años ’70.

Así que nada más que sugerir –tal como señalaba Cornejo en la edición pasada–, que no se dediquen al ejercicio básico de repetir una teoría, suspendiendo el juicio crítico. No porque lo diga Freud, se hace palabra sagrada.

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