abril 01, 2006

Eskizorial

Pucha que nos costó parir el primer número. Se suponía que saliera en marzo y salió a mediados de abril. Por alguna razón que desconocemos (o que no queremos saber) hubo problemas con la imprenta y la cuestión se demoró más tiempo de lo que debía. Si se acuerdan, la portada anterior exhibía a uno de nuestros grandes gurúes (Papi Freud, natürlich) y se ufanaba con un minúsculo (pero no por eso menos insolente) "Marzo 2006".

Qué vergüenza...

Cuando nos vinieron a dejar los ejemplares recién saliditos del horno, uno de los señores de la imprenta me preguntó: «¿Y por qué El Esquizoide? ¿Tiene algo que ver con la esquizofrenia?» Cómo podía responder a eso. Sí. Y no. O sea, también. Pero... Paréntesis: ¿Se han dado cuenta lo diferente que suenan los términos nosológicos en la boca de los no-psicólogos? (Esto me recuerda en algo a la co-lumna de Jessy, péguenle una revisada, pág. 6).

Hay una cita de Recuerdos, sueños, pensamientos que dice: "La vida es –o tiene– sentido y sinsentido. Abrigo la ansiosa esperanza de que el sentido pese más y gane la batalla" (Jung, 1961). Creo que una de las razones de por qué El Esquizoide tiene el nombre que tiene, es porque mantengo alguna clase de interés especial por el sinsentido (a diferencia de Jung). Hay algo de místico en el sinsentido. Los que puedan abstraerse del λόγος un momento y considerarlo, sé que me entenderán. (Ojo que si sonó incoherente o contradictoria esa frase lo tomaré como una victoria).

¿A que no adivinan? ¡Tenemos mail! Así que ahora podrán escribirnos, sugerirnos, criticarnos, colaborarnos y todas esas palabras que terminan en -rnos, con sólo dirigirse (rnos?) a nuestra casilla el.esquizoide@gmail.com. (Los agradecimientos van para Pato Meneses).

Por una cuestión de financiamiento, nuestros ejemplares seguirán teniendo 8 páginas. Y una cantidad de artículos ya tuvo que quedar fuera para este número. (En el próximo sí que van). Pero la idea es que se animen a participar, porque trabajamos los 365 días del año, leyendo, revisando los artículos que nos mandan. Obviamente todo bajo nuestra política de “prostitución periodística” o “literatura basada en el cliente”. Nos pusimos tan pesados que nuestra pobre Anna O. se nos anduvo descompensando. (La pobre anda más histérica que nunca).

Hemos realizado algunos estudios de campo y hemos descubierto la posible etiología de estos trastornos que aquejan a Anna y a muchos de nuestros compañeros. Los resultados aún no han sido publicados pero probablemente darán que hablar. Nuestro periodista Pablo Torres fue uno de los pocos que accedió a las conclusiones e inmediatamente se puso en marcha para remediar la situación. «Hay que arrancar este problema de raíz» (o algo así) fueron sus palabras. Su columna (pág. 7) debe entenderse como una acción directa sobre lo que llama «un problema que se ubica en la interfase que existe entre el individuo y su entorno».

No más palabras. Sumérjanse en nuestro desvarío mensual. (Esta vez tomé las precauciones y lancé esta edición como de abril–mayo, no vaya a ser que lo lean a finales de mes o algo por el estilo).

¡Y escríbannos! Nuestras operadoras los están esperando.

Canal CEPS

Donald y la Abstinencia

La primera semana de abril se realizó la feria informativa “Esta (no) es la UC”, que incorporaba stands, foros y charlas sobre los temas excluidos de la feria de novatos DGE de marzo. La cosa es que Psicología participó gestionando la presencia en los stands del Instituto de Medicina Reproductiva (ICMER). Esta institución se preocupó de entregar información sobre el contagio de enfermedades venéreas, diferentes métodos de anticoncepción, enseñaba a poner correctamente un condón y regalaba 2 condones a quién recibiera la información y sus recomendaciones. A que no adivinan qué pasó. No, no se llenó de jotes pidiendo condones, y no, no se fomentaba las orgías dentro de los informativos. Lo que sucedió es que llegó nuestro queridísimo administrador de S. J., Donald Mcdonald, junto a sus matones, y vociferando exigió la desocupación del stand. Con el mismo tono obligó a los encargados del evento y a una médico del stand subir a su oficina (complejo del inspector).

¿Debiéramos impresionarnos? Cuatro enfermeras y un médico en un stand con información sobre distintas modalidades de anticoncepción, representando a una institución de investigación, son tratados como delincuentes y nadie se inmuta. Esto solo puede llamarse la política del vaquero: un guatón con nombre de gringo (pero más chileno que todos nosotros) ocupa su derecho de ser violento para hacer lo que quiere en su propiedad. Es verdad, S. J. es propiedad del guatón Donald. O quizá de los curas, que mandaron a un infiltrado a sacar fotos del stand (y no es mentira) para demostrar el terrible acto de inmoralidad que se cometía en los terrenos de la Ponti.

Quizá la política de la abstinencia, publicada el 2005 en un informativo de Salud UC junto con otros métodos medievales, sea la única medida que está dispuesta a fomentar la Ponti. Pero como dijeron el psicólogo maldito, Wilhelm Reich, y la vaca sagrada, Sigmund Freud, la abstinencia tiene consecuencias nefastas en la masa sedienta de sexo. ¿Cómo se le ocurre a alguien fomentar la abstinencia en los tiempos del reggaeton? ¿Cómo, después de un siglo completo de discurso freudiano? A menos claro, que nos pretendan convertir en una masa de neuróticos. O bien, en una masa de desinformados.

Fuera de las afirmaciones del Psicoanálisis, prohibir la información sobre métodos anticonceptivos y la enseñanza de cómo poner un condón puede ser tachado de una media gangsteril, típica de los vaqueros gringos.

The Chimney Sweeping

El Buen Cuerpo Docente
(Apreciaciones histéricas para la excelencia formativa)

No es menor esto de ser la histérica por excelencia. Que el coqueteo aquí, que la risita por allá. Sí, me sale natural y lo cierto es que ni me entero. A fin de cuentas, siempre me dicen: “usted, señorita Anna, no hace más que calentar la sopa”. ¿Será que soy demasiado exigente como para tomar una sopa que no me agrada totalmente? ¿O es que definitivamente tengo una inconsciente relación de amor-odio con la famosa sopita? Es que es verdad, por más que yo quiera, todos mis tiros quedan en nada. Es inevitable: this is what I have become.

Now, the question is, why do I do all this?... Perdón. ¿Qué busca la histérica con su “coqueteo inconsciente”? Según tengo entendido, ella desea el deseo del otro. Es decir, quiere entre otras cosas, que la deseen. Por esto, para evitar la satisfacción, pone barreras entre ella y el otro. ¿Por qué lo hace? Porque la satisfacción, en este caso de a dos, implica necesariamente pasar a ser objeto de placer del otro. Y eso, la histérica no lo soporta… Es indigno ¿Yo un objeto? No way!

Por eso, y disculpen la indiscreción, no hay mejor blanco para mis histéricos dardos que los profesores de esta escuela. No hay nada que hacer: la inteligencia es afrodisíaca. Y en esto, psychoanalysts are the best. Se pasean con su aire de autosuficiencia, de grandes conocedores de lo humano, con mirada penetrante y, sin duda, bastante seductora. Lo interesante es que, por ser profesores, se mantendrán prácticamente imperturbables: no reaccionarán como el resto de los mortales lo haría. En rigor al menos, no intentarán acercarse. Mantendrán la distancia; quizás observando; ojalá admirando. Así, se forma un jueguito sumamente encantador para una histérica acérrima like me. Un tira y afloja en que vale cada mirada, palabra y movimiento, pero sin conducir a nada. Es todo implícito, sutil y elegante.

No hay nada planeado, no es que la histérica voluntariamente quiera hacerlo, pero de pronto se encuentra con que está luciendo su mejor tenida, precisamente el día que tiene clases con su nuevo psicoanalista preferido. Se ve a sí misma levantando la mano de tal modo que el chaleco se deslice por sus hombros; preguntando sólo cuando sabe que sonará inteligente; mirando, con una sonrisa, fijamente al profesor pronto a seducir. Y toda histérica que se precie de tal, ha jugado alguna vez, sugerentemente, con su lápiz, en primera fila. But that is too easy! Tocar al personaje en cuestión: he ahí la hazaña. Recuerdo, salvo que mis fantasías me engañen, la vez que rocé ligeramente a uno de ellos. A mis ojos, lejos el más atractivo, pues insisto, la inteligencia es la afrodisíaca.

Es que ellos tienen un “no sé qué” que los hace irresistibles. Si no, ask uncle Breuer and the charming Freud. They could tell you how I liked to heat their soup.

Los Evangelios Apócrifos de la Psicología

por Roberto Musa

Como resultado de nuestro tránsito por esta escuela no sólo saldremos cargados de un saco de nuevas palabras que nos permitirá ganarnos la vida. Habremos desfilado, además, ante una infinidad de nombres. Cada curso nos presentará una galería de personajes, y nos dará las razones que explican el que debamos conocerlos. Los próceres de la psicología, los padres fundadores, se han ganado justamente el derecho a sus altares privados, sus cultos y sus seguidores. Pero frecuentemente olvidamos que el a quiénes corresponde integrar dicha honrosa lista, es un juicio histórico. En consecuencia, grandes figuras de la psicología se cuelan por las rendijas del recuerdo. Intentaremos hacer un breve rescate de interesantes psicólogos apócrifos, actualmente ignorados tanto por los descendientes de sus opositores como de sus partidarios.

William McDougall

El que alguna vez se llamó a sí mismo “el verdadero conductista” no nos suena para nada. Rival intelectual de Watson, fue el primero en definir a la psicología como la ‘Ciencia de la Conducta’, debiendo después cambiar este rótulo una vez que el frenesí behaviorista se lo apropió. Se adelantó por décadas a Tolman y a la revolución cognitiva, haciendo del carácter propositivo de la conducta el componente central de su teoría. Representó una posición intermedia, disconforme con la introspección como método único, pero alejado igualmente del exceso de negar toda vida mental que careciera de manifestación positiva. Cabe preguntarse por qué una postura semejante nos pasa actualmente desapercibida. Es que McDougall llevaba todas las de perder. Heredero de la vieja tradición eugenista, fue siempre una figura extranjera en el mundillo académico americano y una sombra molesta sobre los pronósticos de felicidad y progreso que el conductismo prometía, con su conceptualización políticamente correcta de las capacidades innatas. Pero aún más significativamente, porque este sobrio académico inglés no fue jamás rival para el atractivo y carismático Watson, el más grande publicista de todos los tiempos. No es accidental que éste se haya ganado el voto unánime de la audiencia femenina, luego de su debate público con McDougall (recogido en La Batalla por el Conductismo). Debate en el que McDougall apeló a todo recurso posible:

– Si estuviera discutiendo con un ser humano común, me contendría al criticar sus ideas, por miedo a herir sus sentimientos. Sin embargo, ya que el Doctor Watson se ha empeñado en probarnos que no le importan un carajo sus propios sentimientos, o los de nadie, me siento en absoluta libertad para pisoteárselos.

El odio que este personaje despertaba entre las filas conductistas puede apreciarse en la siguiente observación de Knight Dunlap, (quien advertía a sus hijas que si llegaban a encontrarse en una habitación a solas con Watson, debían salir inmediatamente). En su recuento del estado de la psicología escribe, refiriéndose a McDougall quien agonizaba un cáncer terminal, con un rigor científico y desapasionado, “mientras antes se muera, será mejor para la psicología”.

La co-lumna

>Hoy: Psicología

Psicólogo del sentido común

Hablar de psicología no es tarea fácil, pero es aún más difícil hablar del sentido común. Aunque nadie está ajeno a él, pocos o ninguno podrán dar luces de su identidad. Hegel nos dice de él, “es bueno para la cocina”. Unamuno, quien reprocha su utilidad pero valora su simpatía, lo cataloga como una [pre]reflexión a simple vista. Otros cuantos prefirieren guardar silencio y encogerse de hombros: ¡pues vamos, es una cuestión “de sentido común”! Frase con la que la mayoría de los asuntos se da por zanjado, como si tuviera cierto peso –y lo tiene–. Y es que a pesar de ser ampliamente desacreditado por la aristócrata occidental –la ciencia–, el sentido común tiene un arraigado lugar en sus compañeros de juerga: la gente común –léase, todos–, que lo saca a colación cada vez que la ocasión lo permite.

El sentido común es multidisciplinario, puede darnos un pronóstico del tiempo, normas morales, o incluso algún principio científico. Y ha conquistado también, los dominios de la psicología –¿o es al revés?–.

Y es que la psicología fijó su blanco justamente en aquello que es “patrimonio de la humanidad”: los principios del buen vivir. Y para acercarse a la ciencia, comenzó a recopilar una jerga propia, para lo ya conocido por intuición (baste mencionar, ‘empatía’ o ‘resiliencia’).

El sentido común, lejos de verse mermado con las conquistas de la psicología, cómodamente se apropió de los términos de ésta, que –por antojo– le parecieron más convenientes.

El psicólogo del sentido común, carente de estudios en la materia, se jacta de sus diagnósticos empapados de plena intuición y ajenos a toda teoría: declara, sin ningún peso, una madre neurótica, una tía derechamente histérica, y un hermano paranoico. Poco importa lo que digan “los expertos en la materia”.

Así, se instauró una confrontación implícita, en que la psicología rebautizó conceptos del mundo cotidiano, y el sentido común los recuperó renovados. ¿Es esto perjudicial para la psicología?

Tal parece que no. Es incluso deseable que los términos concebidos por la élite especializada, sean transferidos al vulgo (aunque no se traspasen intactos). En esta tarea, el psicoanálisis ha sido particularmente exitoso.

El problema sólo lo tiene el abnegado estudiante de psicología, que tras haber vivido como psicólogo de sentido común y consejero especializado, al poco andar en su vida universitaria, se da cuenta que es necesario derribar todos esos [pre]conocimientos. De lo contrario -para su total desconsuelo-, pueden ser utilizados en su contra. Y es justamente este, el precio que paga para asegurarse un cupo en la elite: se despoja de sentido común y se reviste de ciencia.

Departamento de solter@s

por Pablo Torres

¿Cómo llegaste a vivir aquí? ¿Quiénes viven contigo?

Yo soy de Puerto Varas, lamentablemente tuve que inmigrar a Santiago por estudios lo que finalmente se transformó en una gran oportunidad para vivir en forma independiente. Vivo con mis dos hermanas, 25 y 18 años, la primera ingeniera civil recibida, la segunda novata de Ingeniería Comercial, todas de la UC. Además nos acompaña el Leo, nuestro gato, único macho del depto.

Ficha Técnica
Nombre: Francisca León (Fanfy)
Edad: 19 años
Curso: 2º de Psicología
Música: Silvio Rodríguez y de todo un poco
Película: Todas, inclinada al cine arte
Libro: Los miserables
Pololo: No, ¡y buscando!
Hobbies: Tocar Viola da Gamba y leer (hasta que la U le robó el tiempo)
Pelolise: Por favor, ¡NO!
Liberal:
¡De Puerto Varas! ¿Algo así como... ”Llevo flores señorita”?

¡Qué! Jaja... ¿cómo contesto eso? Mm... La verdad, pensé que iba a ser más drástico el cambio, que iba a ser discriminada, o sea: por lo forastera, pero para nada. Santiago es perfecto para esta etapa, he aprendido a quererlo más que nada por la independencia que ha significado para mí aprender a moverme sola en esta enorme ciudad. Ah, y si de flores se trata te puedo decir que llegue con trenzas a la ciudad...

¿Cómo se llevan la Universidad y el departamento entre ellos?

No muy bien. Siempre gana uno. O está ordenado el departamento y no se estudia, o estás en período de pruebas y mejor hacer caso omiso al caos. Igual es más pesado que vivir con los papás… donde antes sólo hacías la cama, hoy tienes que cocinar, ordenar, etc. De todas formas son compatibles.

Oye... ¿y superaste la etapa de los tallarines con salsa?

Nunca pasé por ella. Aquí se cocina de verdad. Nos gusta dedicarnos a la comida: Guiso, lasaña, etc., hacemos cosas elaboradas. Por ejemplo, la última vez que invite a un amigo de la U hicimos pollo con manzana al vino blanco y arroz al curri. Nos gusta comer rico. ¡Además tenemos una garrafa! ..jaja.. de vino dulce que tomamos moderadamente al almuerzo.

La invitación de la Fanfy
A ver películas y a comer. Cualquier inquietud pregunten por ella.
Clasificación
Lana
Nota del periodista
Chica guapa, intimidante, no se anda con rodeos… es bien chora y entretenida, hay que conocerla.
*****
¿Carreteas en tu depto? ¿Qué tipo de carrete harías para tirarlo por la ventana?

Por el momento no lo hemos carreteado, es que tenemos una vieja bruja al lado y como somos nuevas aquí… Pero ¡ya se viene la inauguración, papá! De todas formas hay harto flujo de gente aquí… generalmente invitamos a comer a los amigos. En cuanto a tirarlo por la ventana… mmm… oye, ¿tiene que ser carrete grupal?... jaja... A mí me gusta cocinar y hacer fiestas con sorpresas –como en las fiestas de niños– para que se lleven un recuerdo. Igual no es muy carretero el depto, pero podría cambiar.

¿A que profesor o compañero invitarías a destrozar tu departamento?

¿Puede ser ayudante? ...hay unos que están muy buenos. ¿Profesor? No sé, ninguno, aunque en teatro oriental hay uno que está bien bueno. Compañero... no sé... ¡igual hay varios!

Pitéate un ramo: Teoría Conductual

Es un curso que se apuesta sus fichas a explotar la seducción que nos produce lo efectivo. No es casualidad que cada dos clases se nos repitan estadísticas que nos dicen que ningún otro enfoque le compite ni de lejos su éxito en terapia. Con una aproximación honesta, al saberse incapaz de competirle al psicoanálisis sus promesas de misterios por descubrir y campo fértil para los pensadores de las profundidades de la mente, se contenta en proclamarse aliado del sentido común que ama las cosas que funcionan. Armado con su PowerPoint atraviesa la lluvia de objeciones de aquellos alumnos que no se resignan a que no es éste el lugar ni el momento para plantear preguntas por el sentido o conceptualizaciones globales del hombre.

Al acompañarlo en su recorrido, descubriremos que del espíritu de la revolución cuyo nombre aún lleva, poco queda, pues se ha abandonado todos los intentos iniciales de introducirse en el campo de la psicología especulativa postulando una definición del hombre y sus motivaciones.

Watson y su historia son poco más que un anecdótico preludio al estudio de los procedimientos actuales y aplicaciones concretas del método. De estos, recibimos ejemplos constantes y cercanos (a veces demasiado cercanos) que se esfuerzan por convencernos de la plausibilidad de emplearlos.

Sábato nos dice que las matemáticas parecen tan difíciles, sólo porque su simplicidad deja en evidencia las fallas del razonamiento que en los campos nebulosos de la política y la filosofía pueden esconderse con facilidad.

Con un conciso vocabulario específico acotado a las necesidades de descripción que requieren los mecanismos estímulo/respuesta, Conductual nos presenta un campo de estudio equivalente, pues podemos adentrarnos sin miedo en la discusión conceptual, a salvo de quedar atrapados en las complejidades de un lenguaje siempre cambiante.

por El Ecléctico

Penetrante

"...cuando la violación sea inminente, cierra los ojos y gózalo", fueron las palabras que se me vinieron a la mente frente al horror de lo inminente. Solté los puños y relajé los hombros, pero no cerré los ojos. Quería mirar a aquellos cuatro hombres sedientos de perversión y recordar sus caras por el resto de mi vida. Tras un intenso cuchucheo decidieron quien sería el primero; el más viejo dibujó una sonrisa, se sacó el abrigo, frotó sus manos sudorosas y con voz fuerte y penetrante se dirigió a mí.

– Defina aprendizaje implícito.

por Esteban Errázuriz