marzo 01, 2006

La co-lumna

>Hoy: Literatura

Sin Nada Detrás

La literatura es, a su modo, muchas cosas. Los versátiles literatos le otorgan curiosas y exquisitas formas. En ella –como en la vida– se puede ser travieso, fidedigno, irónico o implacablemente sincero.

Se puede decir con un exquisito rodeo de palabras algo que podría reducirse, quizás, fácilmente a sólo dos. Enmascarar, lo "simple".

"Solapadamente, el suave susurro
de su último soplo de vida
se dejó disfrazar con el viento".

También se puede ser –como dirían algunos– reduccionista, y simplemente lanzar con audacia, algo que representa demasiado, en sólo unas cuantas palabras. Quizás es mejor así... algunas cosas son incapaces de ser aprehendidas. Despojar de todo disfraz.

"Lo que era todo tiene que ser nada."

Puede trasladarnos a parajes dulces... y, de súbito, simplemente, dejarnos... helados.

"Deshojada quedó Margarita en el revuelo del patio del cité, bajo el abrazo del conviviente de su madre, cuando al cumplir ocho años, entre globos y reggaetón, él le susurró que la quería: mucho, si guardaba silencio; poquito, si se resistía; nada, si lo denunciaba." *

La literatura puede también ser irónica, diciéndonos justamente lo contrario.

"Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso. " *

O quizás, a ratos – por mera diversión, necesidad o jugarreta dominguera- comportarse cual espejo.

Ahora bien. Seamos claros. No es la literatura el asidero infinito y versátil de toda intención mágica. No es que haya todo-un-mundo detrás de las letras (y seguramente no hay nada detrás -y que en esto me excuse el papel-).

Pues son, justamente, los divinos y profanos lectores, los escultores de esta arcilla numinosa.

Son ellos –no las palabras- el asidero de toda magia. Son ellos –no los escritores– los que se sumergen en mundos fantásticos, en hazañas maravillosas y paseos inolvidables. Son ellos la verdadera literatura.

La literatura es a su modo muchas cosas. Es cierto; pero no sería ninguna, sin exploradores audaces capaces de vivir las letras, en otoño, a la luz de la vela, al compás de la lluvia o al mediodía.

El asunto, –todo el asunto– es lo que hay delante:

mentes, almas, cuerpos, recuerdos, sueños... [vidas].

(*) Mis informantes en esta edición: Borges, Middleton, Parra y Mauricio Babilonia.