noviembre 01, 2006

Eskizorial

Como que a final de año a todo el mundo le da por hacer un recuento de cómo fue el proceso, de las linduras y peludeces de hacer algo como un pasquín. No sé si habrán leído el Mosaico, por ejemplo, más o menos esa volá.

Una vez más me quedó el espacio iñi-piñi para editoriar (que no es lo mismo que “editar”), así que les voy a tirar al tiro la cuestión: el próximo año “El Esquizoide” continúa. Para su tremenda felicidad, se viene con todo, sí o sí. Ya hicimos unas reuniones preliminares con el equipo y las ideas están cocinándose en el horno.

De hecho, este número ya va con varios cambios respecto de las ediciones anteriores. Espero que puedan disfrutarlas entre prueba y prueba (¡porque sí, nosotros trabajamos mientras Uds. estudian para el examen final!).

No queda más que aprovechar el espacio para agradecer a todos los que pasaron alguna vez por nuestras páginas, a la plata de CEPS (y en especial la de nuestros bolsillos) y a todos los lectores nónimos y anónimos que nos leen mes a mes (en teoría, porque en la práctica esta cuestión sale cuando quiere).

Salven el ramo, que tengan una lindas vacaciones y nos vemos el próximo año, con más sorpresas y satisfacción para todos sus deseos inconscientes (¡sí, esos también!)

La muerte de Hermann Rorschach

Canal CEPS

Dato...

Durante la Semana de Escuela, un grupo de compañeras de 5to montaron una exposición llamada “Lugares comunes del Psicomundo”; el tema era ilustrar los lugares y las personas que vemos día a día como estudiantes de Psicología. Mucha gente comentó que era una iniciativa excelente, y que montar todo en el tamaño de las muñecas, tenía que haber sido algo bastante difícil. De hecho lo fue. Entonces sucedió que una profesora observó la exposición, reconoció en 2 fotos ciertas láminas y cubitos (de tests que no quiero mencionar) y dijo algo así como que había que sacarlas porque el Código de Ética del Uso de los Tests bla bla bla bla. La cosa es que las sacaron, y si uds. se pasearon por ahí en las semanas posteriores a la de Escuela, se habrán dado cuenta que justo en medio de la exposición, faltaban 2 fotos. “¿Se habrán escapado? ¿Se fugaron con algún galán de fotografía? ¿Los editores de La Cuarta las pidieron para tenerlas en su portada?”. Sé que podrían haber pensado eso; pero NO. Sin preguntar a las expositoras, a la organización que las ampara (un tal CEPS), y a las mismas muñecas, las sacaron.

Bueno, para todos aquellos que no alcanzaron a ver las imágenes en que las muñecas aplicaban los tests (fotos retiradas), los invito a pasearse entre el 1 de marzo y el 30 de noviembre por los paneles de la Escuela de Psicología (frente al doctorado); allí encontrarán los afiches de cursos y talleres con alguna foto de estas láminas del test en cuestión. O también, en el infaltable Google, si ingresan a su sección de imágenes. O si son muy curiosos, en la nunca bien ponderada Wikipedia, si escriben “Test de Rorschach”. Pues bien, si con ello no quedan satisfechos, ingresen a http://www.rorschach.org/

Para una descripción más acabada, y proveniente de un artista plástico nacional de renombre, la definición de la técnica es: “Acuarela en hoja carta (u oficio, según se prefiera) con pliegue en el centro. La obra se destaca por ser una serie de manchados libres sobre el papel, que dan el toque de una creación postmoderna, sin perder la frescura de la acuarela”.

Se darán cuenta que las imágenes, tan incógnitas, no son. La pregunta es, ¿cuál era la necesidad de sacar las fotos sin preguntar siquiera a las expositoras? Nadie lo sabe, porque ni siquiera existieron explicaciones formales sobre esto. Entonces me pregunto, ¿cuánto pesa nuestro amparo como Centro de Estudiantes, si ni siquiera se nos dan explicaciones? Y la respuesta es: cero. O como dicen por ahí, pesamos menos que un paquete de cabritas. Pero OJO, no debemos confundir ello con pensar que la dirección está monopolizada por entes malvados. NO. De hecho nos han apoyado de manera constante y entusiasta durante todo el año. El hecho es, que mientras no haya una consolidación de nuestra organización, como nombre, como colectivo, frente a docentes y administrativos, seguiremos siendo un grupo de personas a las que no se les deben explicaciones.

Todo lo anterior lo traigo a discusión precisamente por mi esperanza en que el próximo año, sea el grupo humano que sea, seamos capaces todos quienes estemos integrando algún equipo de trabajo, de consolidarnos frente a nuestra Escuela. Y lo digo pensando en que la dirección, los docentes y administrativos son el apoyo más directo con el que cuentan los equipos de trabajo del CEPS.

¿Sabía usted... que la lámina del Rorschach que aparecía en la foto es igual al autorretrato de mi hermano de preescolar?

Entrevista a Prof. Luhmann

Querido Profesor, muy cortito, le quiero hacer unas preguntas para “El Esquizoide”. Últimamente se le ha visto poco por la facultad. ¿Acaso delegó su cátedra?

– No no, nada de eso. Simplemente se ha trasladado a un formato electrónico, como parte de la unidad de medios masivos de comunicación. Ahora los alumnos deben tener Messenger para ir a clases. Para que veas que en la comunicación, lo social es siempre solitario.

En una entrevista directa y amena, Pancho Valenzuela pudo conversar con uno de las personalidades más fascinantes e influyentes de EPUC. El Prof. Luhmann nos habla acerca de la relación que mantiene con los estudiantes de la Escuela y hace un llamado a la comunidad general hacia el compartir.

Cómo es eso, yo lo conocí a usted como un profesor muy sociable, de tomar cerveza con sus alumnos en providencia y comprarles papas fritas en el recreo.

– Ja ja, es que el sentido es algo que se desmarca de costumbres o hábitos. Las papas fritas las cambié por videos de You Tube y la cerveza, bueno, igual nos juntamos los días sábado en la Fuente Suiza a comer churrascos Italia y fanshops, en la previa del fútbol español, que vemos después en mi casa. La verdad es que no concibo la Universidad sin ser bien amigo de los alumnos. Por lo mismo aprovecho de mandar un recado a los chicos y chicas de tu carrera: menos intelecto y más risas y sarcasmo, sobre todo a la hora de almuerzo.

¿Cree usted que los alumnos de Psicología están un poquito aislados?

– No tan aislados como embobados, especialmente con lo que dicen los libros (las fotocopias) o los profesores. Por ejemplo, cuando mis alumnos me siguen como a un gurú, yo los invito a mi oficina lo más rápido posible.

¿Y que hacen ahí?

– Es curioso que algunos piensen que los llamo para conversar sobre la Teoría de Sistemas. La verdad es que los invito a jugar Winning Eleven, o a Jugar Tenis en el Playstation que tengo.

¿En serio?

– Sé que te parece raro, así que te lo voy a decir en términos académicos (los míos): el objeto de la psicología se constituye justamente en el regreso autodescriptivo del sentido, como experiencia individual ante el sistema de la comunicación. ¡Ahora, esto no es tan obvio! El sujeto constituye mundo cuando selecciona a otro, más allá de lo dicho en la comunicación, sea por él mismo o por otros antes de él (¿muy lacaniano?). Yo te pregunto, ¿se puede dar cuenta de esa persona, de esa mente, si mientras estudias tus cinco años, sigues el vaivén de frases académicas en eterno reciclaje?


El Profesor Luhman ha sido una de las principales influencias para llevar a cabo el proyecto CEPS 2006.

Ja ja, mejor no le respondo, dígame usted profesor.

– Yo te digo que jugar con los alumnos los lleva darse un encontrón con algo inesperado. Y en ese lugar, el lugar del juego (de la sorpresa, del cumpleaños, del sábado) es mucho más probable ser psicólogo, que ninguna otra profesión. En ese sentido, yo llamo a todos los Cornejos a ir a andar en skate con los alumnos de tercero, a todos los Preiss a hacer talleres de poesía en su casa, a todos los Ceric a armar un equipo de baby contra los de cuarto, y a todos los Mladinic a traer sus aviones a control remóto y elevar volantínes con los chicos de primer año.

¿Y yo lo podría invitar a comer a mi casa algún día?

– Pongámonos de acuerdo hoy por la noche, porque ahora mismo ¡me voy a Tarreo de Quake con Armijo! Mi msn es profesorluhmann@todoelrato.cl. De ahí hablamos, ¿sí?

The Chimney Sweeping

Confesiones Sobre Silvestre
(O sobre mis encuentros con el poder)

No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague. Se acaba el año. Se viene la locura de salvar el ramo pajero, que por fome jamás estuvo dentro de las prioridades. Empieza el verano y ese infernal calor santiaguino. Por tres meses se suspenden la histeria en las salas de clases y el maquiavélico coqueteo con los ayudantes. No más cafés despierta-muertos en la mañana, platos únicos, papas fritas grasosas y colesterólicas, Bernarditas y sucedáneos, pechos buenos, superyós en desusos, obsesivos, psicóticos, narcisistas, ególatras y arrogantes... En fin, se acaba el año y se acaba el CEPS.

Y a pesar de la espectacular pega que realizó nuestro querido Ceps, me veo en el deber -¡en la obligación incluso!- de contar un secreto que he callado durante bastante tiempo. Se trata de Silvestre. Así es, debo confesar un tórrido y descarriado affaire con tan estupendo gato.

Todo empezó en su cumpleaños, en que le canté Happy birthday Mr. President con voz sugerente, al borde mismo del orgasmo. Es que Silvestre provoca eso en las histéricas like me. Esa cola, esos movimientos de cabaret de poca monta, esas orejas fálicas, esos ojos seductores, ese cuerpo peludo: todo eso que inevitablemente lleva al just do it. Así, una cosa llevó a la otra y bueno, de pronto me encontré con Silvestre, en el CEPS, a puerta cerrada, mostrándome sus bigotes y sus talentos.

De esa forma fue pasando el tiempo. Nos encontrábamos donde fuera: en las salitas de la Biblioteca, en las canchas, en la N29, en clases de Psicoanálisis, en la fotocopiadora, en ese baño que está siempre cerrado por mantención, en la parte de atrás de la Cafeta, en la escalera fantasma debajo de la N14, en la oficina de Haye y en el Centro de Alumnos de Ciencias Sociales (sí, ese mismo que está junto a la N1).

Sin embargo, las cosas se enfriaron de sopetón. Un buen día fuimos sorprendidos por un neo-psi-conductista-cogni-sistémico-neo-conservador, quien no entendió la imperiosa necesidad de descargar las mociones pulsionales. Inmediatamente fui citada por el Gran Consejo Psico-puquiano, cuyas secretas sesiones se realizan en el desconocido módulo 11 cuando hay luna llena. Eran cinco sujetos encapuchados, de manos huesudas y voces crípticas. De nada sirvieron mis gritos, llantos, contracturas y desmayos: fueron inflexibles. Me obligaron a dejar nuestro affaire so pena de convertirme en el conejillo de Indias de los experimentos de Cornejo. Tiempo después supe que la verdadera razón de tal prohibición, fue que una mujer del alto mando le había echado el ojo a Silvestre y que, para llevar a cabo sus retorcidos planes sexuales con él, me debía dejar fuera del camino.

Pues bien, se está acabando el año y ya no veremos a Silvestre dando vueltas por ahí, con su aire poderoso y afrodisiaco. Ya no seguirá moviendo la cola y volviendo loca a todas las histéricas de la Escuela. Y sí, se está acabando el año y yo –charming Miss O– me voy de vacaciones. Quizás a la vuelta les cuente cómo me las arreglé para seducir al editor de este honorable pasquín y así continuar con esta columna.

See you next year!


En la imagen, Silvestre queriendo hacer de las suyas con las máximas autoridades de la Escuela.

Hanging Around

por Bruno Grossi

A sangre fría complete mi propósito. Eliminé sin titubear al profesor Cornejo, y con toda ataraxia mental, logré calmar la sed de venganza contra la Cata.

El atardecer fue el escenario de mi escape. Libre en la ciudad, siento el control. Me pregunto por qué voy calmo después del asesino episodio. Sin más vuelta que darle, mis pensamientos se centran en lo que viene. Lo primero será deshacerme de ese clon que debe estar disfrutando de mi vida, aunque más prudente sería informarme bien qué se trae todo este plan del que he sido parte.

Observo desde lejos lo que ocurre en mi casa. Se ven algunas luces prendidas, y alcanzo apenas a escuchar la voz de mi mamá llamando a los demás a cenar. Me siento muy bien de ánimo. Al parecer salir de esa maldita pieza me ha dado energías. Así que decido ocupar la noche para planear todos los pasos necesarios que mañana marcarán el inicio de mi nueva vida

[8:30 a.m. Al otro día]

Entro a san Joaquín. Busco un lugar estratégico, esperando la probable aparición de la Cata, y también de mi clon. Por esto, debo ser cuidadoso, nadie puede notar que habemos dos Brunos dando vuelta por el mismo lugar.

Ahí viene. Tal como lo esperaba, su cara demuestra una preocupación terrorífica. La Cata camina asustada, como si en cualquier momento se le fuera a desencadenar una feroz crisis de pánico. Llego a pensar que intuye que la estoy siguiendo.

Llega a psicología. Sólo hay cuatro pelagatos en el patio central, cuando sorprendido veo a la Cata que camina en dirección a las canchas conversando con el profesor Juan Pablo García. Antes de llegar a matemáticas se separan, a instante seguido, bruscamente, la Cata se da vuelta. Abro una puerta de una sala y me escondo. ¡Mierda, me vio! –pienso; salgo y la veo mirando en la dirección que me encuentro. Corro y la tomo del brazo:

– Cata, hazme caso, o te espera el mismo destino que al profesor Cornejo.

Me mira con cara de cordero degollado, se ven las brillantes lágrimas a punto del desborde en sus ojos.

–…Bruno, no me hagas nada. Yo puedo ayudarte. De quién debes deshacerte es de Juan Pablo, él fue quién comenzó todo esto.

Acto seguido, la Cata saca de su mochila un tip-top. Me mira con ese gesto cómplice, el mismo gesto de aquella vez en la fiesta de la Maca. Lo tomo y lo guardo en mi bolsillo.

La Cata dice que tenemos que ir al laboratorio de casa central. Es ahí el lugar propicio para mandar a mejor vida al profesor.

Veinticinco minutos más tarde, estábamos los tres cara a cara. El profesor balbuceaba un discurso tipo súplica, aludiendo a que los cambios evolutivos eran un paso decisivo para cumplir la misión que Dios nos encargó, de completar la creación.

El profesor en una rápida maniobra, toma por el cuello a la Cata y amenaza con matarla. Sin pensarlo mucho –aunque ya intuía algo como esto--, atravesé el cuello de la Cata de una sola estocada. Cayó al suelo con la triste mirada al infinito.

– Profesor tenemos mucho que hablar. Desde ahora somos los únicos que guardamos el secreto de los cambios evolutivos. Yo los llevo en mí, y usted sabe la teoría... eso nos hace socios entonces.
– Bruno, yo sabía que la voluntad de Dios se cumpliría. Sabía que tú eras el indicado. Dios obra por misteriosos caminos. Ha llegado la hora del principio del fin. Serás quién empezará la era más esplendorosa del hombre. Para, más tarde, dar paso al final que el supremo planea.
– Sí profesor, como quiera. A mí no me interesan sus vaticinios. Ahora debemos ponernos manos a la obra para eliminar a mi clon, y así poder entrar de lleno con la puesta en escena del negocio más grande de la historia, con el que nos haremos millonarios.
– Así sea Bruno, así sea.

Sus locos momentos EPUC...


Un buen asado de primer semestre...

Una asamblea sin precedentes...

¡Esta sí que no la contamos dos veces!

"El Esquizoide" se fue de viaje... Gracias Ani :)

Roberto, el psicoanalista...

Imperdible: La Gala de Psicología

El gran asado de Semana EPUC...

¡Y estrenamos formato!

La porquería epistemológica


Descartes quería ponerle la res ultracogitans pero se murió meditando.

Dicen las malas lenguas que la tesis de grado de Roberto González consistía un estudio que correlacionaba el uso de la palabra "depende" entre el estudiantado y los años de carrera que habían cursado. Frente a una afirmación del tipo "¿Cree Ud. que la teoría X explica mejor el fenómeno psicológico Y?", el siempre crítico y cauto estudiante de psicología marcaba la alternativa: e) depende.

Han pasado varios años desde entonces, pero el dato no deja de ser interesante: el estudiante de psicología es año a año más escéptico (¿o debiera decir relativista?).

Quiero creer que la mayoría (no todos, la mayoría) de los novatos se alinean en algún lugar dentro de estos dos polos: el realismo naïv y el solipsismo. El primero cree que la psicología algún día encontrará la verdad, que el método científico la lleva, que todo puede reducirse a una interacción de neurotransmisores, que el psicoanálisis es una "mentira" que debe ser erradicada de la faz del planeta.

El solipsista es todo lo contrario. Es el que te dice: "todo es mental". Para él las cosas no existen. Ni siquiera tú o tú o tú. Sólo "yo" soy real (?). La realidad de afuera es una ilusión o, en el peor de los casos, engañosa.

Todo Novato (y me atrevo a decir: toda persona) tiene más o menos una de las dos cosas: "Mentira, porque está científicamente demostrado que...", "¡Cómo los neurotransmisores que son así de chiquititos van a poder explicar esa reacción! Tiene que haber otra cosa...".

Y en la medida en que pasa el tiempo y nos vamos exponiendo a cada vez más formas de explicar las cosas (que nunca se acaban, nunca agotan todos los fenómenos, alguien por ahí dirá: "crean los fenómenos"), tenemos que ir cediendo terreno a la incertidumbre, al no sé, al "depende".

Van a tener que pasar un par de años antes que el daño orgánico nos impida seguir pensando bien [hasta yo caigo en esto], y cuando tengamos treinta-y-tantos vamos a empezar a "reconocer patrones" en la realidad. Y a darnos cuenta que tal o cual teoría nos hace mucho más sentido que las demás. (Nótese lo que estoy diciendo: no tiene nada que ver con la coherencia de la teoría en sí, tiene que ver con los hoyos que te salen en la cabeza).

Ese será el comienzo de lo que llaman: casarse con una teoría. Pero antes de los treinta (agradezcan a la providencia por esto) sólo viviremos con la incertidumbre y la duda eterna.

Hoy por hoy, el que la lleva es el constructivismo. Todos quieren ser constructivistas. Y muchos profes nos enseñan esta cuestión como si fuera la última chupada del mate, pero si te pones bien atento te das cuenta cuándo muestran la hilacha (olvidan que el constructivismo es un constructo, se les sale el comentario positivista, etcétera).

¿Adónde voy con todo esto? Voy a la cuestión de la epistemología: pienso que Psicología es una carrera especialmente sensible a este tema. En otras carreras sí hay verdades absolutas. En la nuestra, hay pocos cursos que enfrenten esta cuestión directamente. La mayoría de los estudiantes lo aprende con el correr de los años. Hay otros que no se dan ni por enterados (lo he visto, es terrible).

Me pregunto si no sería bueno poner un curso en primer año donde se traten de estas cuestiones. Quizás les ayudaría un poco a los novatos a comprender las misteriosas vicisitudes del tan promiscuo "depende". A veces –y por nuestro propio bien– conviene adentrarse en eso que Descartes casi llama la res ultracogitans.

X.

Odio ese paseo

Ha pasado casi un año desde aquel renombrado Paseo del Ombligo de Psicología generación 2003. Una nueva generación tuvo su paseo este año y, según se comenta, lo pasaron muy bien, incluso afianzaron amistades. Lindo, ¿verdad?

Yo descubrí el valor de la verdadera amistad el año pasado en aquel paseito, pero no de la forma en que hubiese preferido conocerlo. Tan contaminado de otras emociones, de otros hechos, de personas que no debían entrar en mi vida quizá.

Sentí tantas cosas y tan intensamente como no recuerdo haberlas sentido antes o después de eso. El miedo; la rabia; la necesidad de un otro que seguramente era mi madre; el dolor físico y profundamente emocional; la humillación, la contención de un desconocido, que aún ahora lo es; la ayuda recibida en ese momento y al amanecer siguiente; el consuelo que me aguardaba, me llamaba y al que yo no podía llegar, las ganas de huir: de él, de todos, de mí; la compañía de los amigos; el apoyo de los amigos; la soledad.

Yo sentí que me arruinaron el Paseo y todavía lo siento así. Yo podría haber regresado a mi casa en Santiago, con mis padres, y haberles relatado lo sucedido. Yo podría haber ido a Carabineros y haber puesto una denuncia. Yo podría haber hecho pública la situación , haberlo denunciado a los demás compañeros y que ellos hicieran su propio juicio. Yo podría haber incitado a quienes querían hacerlo, a que le partieran la cara.

Yo me callé. Yo no regresé a mi casa hasta terminado el paseo. Yo no fui a Carabineros. Yo les dije que no lo golpearan. Yo no dije nada a mis padres hasta hace un mes atrás. Yo me sentí muy sola allí y después también.

Hubo un nuevo paseo, para la generación siguiente y parece que lo disfrutaron mucho. Si algo como lo sucedido el año pasado se hubiera repetido ahora, me habría sentido sumamente responsable, por mi silencio empedernido y quizá cobarde. Al parecer no fue así, a menos que se repita también el silencio, pero no lo creo. No me siento culpable entonces, pero tampoco me alegra que lo hayan disfrutado, porque vuelvo a sentir que a MÍ, me arruinaron el paseo.

Bienvenido a Psicología: Elige tu Mentira

Los caminos y las verdades

Hay algo de lo que uno puede como darse cuenta en psicología. En tercero uno estudia cada teoría y va viendo cual es la que más le gusta, en cierta forma como si tuviera que elegir. Pero uno habla con egresados y con psicólogos que ejercen y uno suele escuchar que adoptaron una visión más ecléctica, que toman un poco de cada teoría, según sea lo mejor para la práctica. Parece que la mayoría prefiere quedarse con una mezcla de las distintas teorías, que parecían mucho más excluyentes cuando uno las estudió.

Creo que algo semejante ocurre con las religiones y espiritualidades. Puede interpretarse que son distintos caminos hacia un mismo fin. Creo que esa es la opinión que prima entre nosotros. Puede pensarse que la paz sentida en misa no ha de ser muy distinta a la alcanzada en la meditación, o que la comunión de la eucaristía no sea tan distinto al sentimiento expansivo de conexión con el Todo en algunas espiritualidades. Las diferencias y semejanzas serán un tema muy interesante si se toma esto no con superficialidad. Se acepta por lo menos cierta relación o respeto que permita el diálogo o la convivencia, uno de los valores mayores quizás para varias religiones y espiritualidades. Por esto mismo muchas veces la posición dogmática es muchas veces criticada y mal vista, en diversas formas, como en el catolicismo y el islam. Dentro de varias razones, también seguramente por romper la posibilidad de contacto y diálogo entre personas.

Entonces habría creo yo cierta tendencia a pensar que las distintas creencias religiosas o espirituales son distintos caminos, distintas visiones.

Esto me parece semejante a las diferencias de perspectivas entre las personas que podemos ver cualquier día, es impresionante ver cuando uno conversa con alguien cómo esa persona ve cierta cosa, tan distinto de nosotros. Son como cosmovisiones distintas, ver las cosas distintas, ver y enfrentar la vida de otra forma. Cuando es mucha la diferencia a veces, uno no puede creer que la otra persona este viendo aquello así, es abismante.

Creo que con experiencias como dan para creer que mas bien hay verdades, mas que una sola verdad. Y no verdades como una misma cosa a la que esas verdades apuntan, sino que mundos distintos efectivamente.

Cada uno con su propia cosmovisión, su propia forma de ver cada cosa, sus propios colores, sus propias imágenes. Y con la semilla de su propia poética por desplegar. Entonces el mundo sería multiversos, millones de lugares por conocer, nuevos colores por ver, que surgen de cada uno.

Eso ha sido en general, se está acabando el ezquizoide. La idea un poco es proponer que la duda es más interesante, que es tan fructífera. Puede uno jugar a mirar las cosas como en un calidoscopio, variando las perspectivas. La idea es poder ver más. El mundo está por descubrirse y hay muchos marcos y formas de entender que limitan esto. Ver más en las personas también, ojalá podamos ver a las personas profundamente.

por Nicolás Amaro

La co-lumna

>Hoy: Cultura Esquizoide

Hasta la próxima

Dos años en la escuela EPUC, y es difícil hacer una especie de balance. Mis conocimientos en psicología, son muchos menos de los que esperaría a estas alturas –y muchos más de los que creo–. Y aunque he adelantado cuanto ramo he podido, sigue en mi mente el fantasma de tercer año: el momento crítico en que esta carrera deja de ser “puro webeo”.

Este pasquín cumple también su ciclo, un primer año de vida, luego de que se juntase –frente a los pastos de la cafeta– un equipo de especimenes variopintos, que intentó publicar mes a mes, su volada personal en aras de una identidad EPUC perdida. Las ambiciones iniciales han sufrido transformaciones –por no decir desilusiones–, pero en el camino, lo central se ha logrado: hacer de la metáfora “estudiantes de psicología”, un constructo medianamente homogéneo dentro de la diversidad.

Lo menos importante, a estas alturas, son los conocimientos académicos –la mayoría de ellos olvidado–. Quizás la escuela de psicología se propone –sin saberlo– la formación personal de su estudiantado –nosotros, nuestra herramienta de trabajo– y el establecimiento de una cosmovisión aguda, capaz de entender, por sobre todo, la riqueza de la diversidad. ¿Y cómo no hacerlo?, si desde nuestro seno de formación, nos reconocemos todos distintos.

La semana de escuela, quiso imprimir un sello especial, quizás una cereza a la torta de lo que el ceps ha venido –enérgicamente– promoviendo: una cultura de psicología, una construcción de nuestra realidad. Los eventos –ciclo de músicos EPUC, asados, lanzamientos de esquizoide, etc– así lo han confirmado. Y aunque aún todos caminamos a distinto paso hacia algún lugar [la tierra prometida], al menos caminamos –como recién adivinamos– en la misma dirección.

El Esquizoide, en este [y otro] sentido, ha marcado el paso (algo así como las miguitas de pan de Hänsel y Gretel). Entre los desvaríos de Anna O., editoriales que rayan en lo absurdo (!), críticas a nuestra propia disciplina y retratos de nuestra escuela, este pasquín ha intentado ser un punto de encuentro para la amplia gama de personas y discursos.

Que El Esquizoide, también tenga una identidad indefinida, significa que ha cumplido su tarea de maravilla: ser reflejo del estudiante de psicología UC, un perfil indefinible y en tránsito permanente por todas las posibilidades de ser.

Se termina así el año, entre las aspiraciones de los de primero, el hartazgo de los de segundo, el merecido descanso de los de tercero, la ansiedad de los de cuarto, y la promesa para los de quinto. Si la psicología no es una sola, tampoco nosotros podríamos serlo.

Esperando que la plaga de palomas de nuestra escuela, no acabe con nuestras queridas y ambiciosas miguitas de pan, nos encontramos... en la próxima.

Hasta entonces.-

“La locura de la Cruz”

Uno de los temas que más conflictos me ha traído, es el hacer de mis estudios un lugar donde puedan confluir muchos de los deseos y convicciones que me fundan. Sin embargo sólo me he encontrado con posibilidades y supuestos, ninguna seguridad, ninguna certeza. San Pablo ya lo insinuó en su Carta a los Corintios: “Sabios, filósofos, teóricos: ¡cómo quedan! ¿Y la sabiduría de este mundo? Dios la dejó como locura” (1 Cor. 1, 20). Mis inquietudes apuntan a compatibilizar ciertos saberes con una verdad que escapa de toda lógica. No se trata de encontrar una teoría solidaria que ajuste sus criterios a los de Dios. En esto radica gran parte de mis problemas: no dejo que Dios sea Dios donde me cuesta, donde me duele y donde menos sé. Esta falta estructuró en mi un estilo de vida que asumí libremente en el momento en que opté por seguir a Cristo, en el instante en que reconocí como tarea la obligación de amar a los otros como él me amó, compartir con otros el regalo de la fe, aquel sello que me diferencia y, a la vez, me asemeja a un Cuerpo inmensamente gratuito.

Tanto en la Psicología como en la Religión existe un afán por buscar responsables, que muchas veces nos supera. Me he dado cuenta que ambas concuerdan en que dicha búsqueda es estéril, que el seguimiento de culpables nos hace menos libres. El imperativo ético de ambas disciplinas nos recuerda que si existe en ello un responsable, ése somos nosotros. Cristo dudó del amor de su Padre antes de morir en la cruz. Tomás introdujo sus manos en las llagas de Jesús y Pedro lo negó tres veces. ¿Por qué yo no podría dudar? ¿Qué pierdo con desafiar a Cristo?

Jesús no nos escribió un testamento para decirnos cuánto nos quería. Asumió el mayor de los desafíos muriendo por nosotros. En esto radica la libertad, en aquella posibilidad de obrar aun cuando creemos que nada es posible. Si estudiamos Psicología validando determinismos, y creemos en un Dios que mueve los hilos de un mundo que gobierna, entonces abandonemos nuestras pretensiones de conocimiento. Dios nos quiere libres e incluso permite que optemos por algo distinto a su Proyecto. Si esto puedo insertarlo dentro de mi práctica como psicólogo, vale la pena preguntarse qué es lo que implica, finalmente, ser católico. Jesús murió por nosotros para que seamos testimonio de una Verdad muy sencilla. Si su Misión me cuestiona e impide ser feliz, más vale ser sincero y decirle que no puedo cargar con el peso de su cruz. Cristo necesita de “hombres” responsables y comprometidos con su Misión apostólica. Él sólo nos quiere felices, nosotros somos quienes nos complicamos y vemos errores donde no los hay.

PD: Nadie dijo que esto sería fácil. Aquí está mi apuesta.

Vacaciones: ¡tiempo de viajar!

por Javier Acuña

Más vale tener el dato en mente, porque la pregunta clásica que uno se hace después de salir de clases es: ¿Y adónde me voy de vacaciones?

El más grande inconveniente suele ser la plata (más para algunos que para otros) y por eso, unos empiezan desde ya a guiñarle el ojo al papi o a buscar trabajo de suche (o promotora, o vendedor de multitiendas, o qué-sé-yo) para juntar sus buenas lucas y pegarse un paseo decente.

Basta haber visto las noticias un par de veces para saber lo que nos han repetido hasta el cansancio: Chile es uno de los países con mejor situación económica en la región. Y una cosa que se desprende de esto (y que no es tan obvia), es que Chile es más caro que el resto de los países de Sudamérica, y (aquí viene lo brígido) que si no tienes plata, lo PEOR que puedes hacer es vacacionar en Chile.

Seamos claro: lo que estoy diciendo es que si no hay plata, ¡ándate! Anda a Argentina, Perú, Bolivia, Brasil, qué sé yo... pero a Reñaca no, a Pucón no, a Puerto Varas tampoco. Con la misma plata que te vas 10 días a Villarrica, estás un mes en Perú (y quizás más).

Si tienes espíritu mochilero tanto mejor, porque más te va a durar la plata. Si todavía no te convences mucho, te presento una lista con lugares que podrías visitar:

ARGENTINA. Casi diría que lo único que vale la pena de Argentina es Buenos Aires. Pero cuando digo que vale la pena, es por que lo vale. Si vas para allá pasa por Mendoza un día o dos (no más). El peso argentino vale menos de $200. Sólo calcula: comer en bufette por 10 pesos argentinos, dormir en un hostal por 15.

PERÚ. El cambio en Perú esta parecido que en Argentina. Sólo que acá comes y duermes por la mitad del precio. Los destinos típicos: Cusco, Machupicchu, Lima. Ojo con el cambio, porque acá falsifican hasta las monedas (no es talla).

BOLIVIA. Si tu problema es la plata, Bolivia es la solución. Lejos el país más barato. El boliviano está como a 70 pesos chilenos. Yo dormía por 20 y comía por 5. No te pierdas el carnaval en febrero.

ECUADOR. No es tan barato porque se dolarizó. Aquí calculas con múltiplos y divisores de 530. Los destinos más codiciados: las playas. Montañitas es un lugar imperdible.

BRASIL. Su moneda, el real, está a 250 pesos chilenos. Aquí lo caro es el transporte, lejos. La comida variada, rica y barata. Es un país gigante y está lleno de destinos interesantes: Foz, Florianópolis, Río de Janeiro, entre otros. Las playas, la gente, tudo bem!

OTROS. Están Paraguay, Uruguay, Colombia tal vez (si llegas). Recuerda revisar en Internet por información específica de lugares dónde ir y dónde alojar (www.hostelworld.com)