agosto 01, 2007

Caso Abierto

Hoy: Cristianismo y sistemas económicos

El Esquizoide es una instancia de diálogo entre quienes constituimos esta escuela. La nueva sección, “Caso abierto”, es uno de los lugares donde se abren las puertas a los diferentes discursos, opiniones, quejas, comentarios, alabanzas, ironías y demases sobre diferentes posiciones respecto a temas polémicos de diversas índoles y que de alguna u otra manera nos atañen no sólo como futuros psicólogos sino también como personas con juicio y opinión, las cuales influenciarán (queramos o no) tanto en nuestro entorno directo, como en el lejano. Pero ya basta de metacolumnistería, y vamos al tema.

Las preguntas fundamentales de hoy son: ¿Es el cristianismo más viable con cierto sistema económico? O ¿Una cosa es la religión y otra los negocios? ¿Las relaciones económicas determinan las relaciones sociales (y por tanto religiosas)? Es evidente que en este espacio no podremos dar una perspectiva que abarque decentemente dichos cuestionamientos, y el fin de la columna es el incentivo de tomar posición o elaborar una respuesta, y sino al menos preguntarnos que pensamos de ello.

La tesis que sostiene quien escribe, es que el cristianismo es más viable/compatible con el sistema económico marxista que con el capitalista. Esto porque pienso que las relaciones económicas influyen en gran medida en las relaciones sociales y, por lo mismo, en un sistema capitalista se dificulta enormemente la tarea del cristiano, ya que tiene que remar en contra de la corriente materialista sumamente competitiva, donde el “tener” llena el espacio de quienes somos, de nuestra autoestima; lo que nos esclaviza y nos incita a ocupar el tiempo en mantenernos bien ponderados, antes que a preocuparnos por el del lado, el prójimo. También otro elemento que se suma, es el resentimiento consecuencia de la combinación de la miseria, la publicidad y la conciencia provocadora de saber que el vecino lejano (que vive en un barrio sin delincuencia, ni tiroteos; con áreas verdes y sin smog) gana 100 veces el sueldo de la mayoría. Ese sentimiento que ronda en Chile de sentirse trapeados, hace que el cristianismo, o más bien los cristianos nos sintamos dificultados en cumplir nuestros principios, porque el sistema económico está constantemente boicoteando estos ideales, como si nos estuviera diciendo: «Aunque se esfuercen, la guerra está pérdida. El egoísmo predomina absolutamente. La panacea del “chorreo” capitalista triunfó. La generosidad lastimosa funciona como chivo expiatorio para los beneficiados del sistema, todo está resuelto. Renuncien a su lucha. Súmense. Vendase al sistema, es lo que hay».

Frente a esto, el cristiano se reniega, y piensa que aunque la guerra al parecer está perdida, el trabajo por el reino de Dios debe llevarse a cabo contra viento y marea. Y por esto en vez de renunciar a sus propósitos a causa de su desventajosa posición, recibe la contingencia con esperanza e intentando hacer innovaciones dentro de un sistema económico que no es el que soñó Cristo para quienes profesan ser sus testigos.

El espacio me limita a ir más allá en este vasto tema, pero como el título de esta columna lo dice, este caso queda totalmente abierto a sus comentarios, respuestas, posiciones, críticas, correcciones, etc.; ya sea en el blog o directamente escribiendo en esta, la revista de la escuela.

Crean en él

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