marzo 01, 2006

"...y fui de aquel lugar por un segundo..."

Desde hace ya nueve años que nuestra querida escuela de psicología trabaja dos veces al año en el rural pueblo de Alhué. Esta localidad se ubica a pocos kilómetros de nuestras casas, cerca de Melipilla. Como podrán imaginarse, es un lugar humilde rodeado de cerros, habitado por sencillas casas y calles de tierra. En el centro hay una pequeña plaza. Enfrente de ella está la antigua/colonial Iglesia. Más allá está la escuela y, muy cerca, encontramos la comisaría, el gimnasio y el hospital.

Contacto

Si te interesa participar o quieres obtener más información, contacta a Vale Rébora en el mail: varebora@uc.cl o bien llama a su celular (8) 2557 04 70.

Como ya es tradición, el pasado 8 de enero se llevó a cabo una nueva colonia. Partimos un entusiasta grupo de aproximadamente 35 personas dispuestos a vivir dos semanas de nuestras vacaciones en la escuela de Alhué. En un principio todo transcurría como era previsible, pero a los pocos días comencé a entender el porqué del éxtasis que mostraban las personas que ya habían participado anteriormente.

Para que tengan una idea, un día cualquiera de colonias consiste en despertarse temprano, recibir a los niños preocupándose de que cada uno tome desayuno. Luego cada "familia" (grupos de niños conformados de acuerdo a las edades), realizarán las actividades que cada pareja o trío de "tíos" de cada familia ha preparado, con antelación, específicamente para sus familias. También algunas mañanas participan todas las familias juntas en actividades de alianzas/colores. Más tarde, durante el almuerzo los niños y sus tíos retoman energías para realizar los talleres. Entre estos están: Manualidades, batucada, fútbol, excursión, entre otros... Llega la hora de tomar once y con esto se da por finalizada la jornada. Son las 5:30 de la tarde, te das cuenta de todo lo que te pueden entregar esas pequeñas/ingenuas personas con simples detalles. Estas agotado, pero disfrutaste tanto cada momento que el cansancio se transforma en motivación para dar lo mejor de ti al día siguiente.

En las noches, mientras se preparan las actividades, nunca falta la anécdota que nos hace reír, una que otra distensión, ya sea jugando cacho, bautizando a los primerizos, o pelando el cable propiamente tal.

En el transcurso de la semana, los tíos nos vamos embriagando con cada sonrisa, cada mirada, con cada una de sus historias. Se viven días memorables como lo son el día de la guerra de agua, el día de la piscina, y el día de la temida gymkhana. Todo esto se produce en un clima que se caracteriza por lo acogedor y agradable, el grupo de trabajo es excelente, son en su mayoría futuros psicólogos comprometidos en un 100% que, en todo momento, se apoyan entre sí solidariamente.

Alhué tiene su propia y particular magia. Quienes íbamos por primera vez a este singular lugar, coincidimos en que nuestras expectativas fueron totalmente superadas pues, aunque teníamos nociones de qué se trataba, jamás pensamos en lo intensa que podía llegar a ser tal experiencia. Fuimos testigos y participes de la formación de lazos afectivos, del aprendizaje a través del juego, de la inculcación de valores producto de espontáneas conversaciones.

El proyecto colonias Alhué, se diferencia de las demás colonias en su propuesta dirigida a la estimulación de los propios jóvenes de la comunidad, para que ellos se conviertan en agentes activos en el desarrollo de su pueblo. Se preguntarán cómo hacemos esto. Ocurre que en las últimas colonias se ha empezado a formar/preparar jóvenes que viven allá y que desean ser tíos. La idea es que en un futuro próximo ellos, siguiendo el trabajo que se hace en las colonias, logren crear su propio proyecto autónomo.

Como último dato, recientemente este año el proyecto colonias Alhué fue enviado a participar junto a otros 200 proyectos en un concurso, obteniendo una de las preciadas menciones especiales.

Compañeros psicólogos, las colonias en Alhué son una excelente oportunidad para empezar a practicar eso que a muchos de nosotros nos llevó a estudiar esta carrera, me refiero a la vocación de servicio. Esta es una de las tantas formas de iniciar la construcción en nosotros de un profesional con un corazón que se conmueve y, por tanto, se compromete.

Como diría Benedetti no nos salvemos. Salgamos de nuestra calma, de nuestra seguridad/comodidad y arriesguémonos a embarcar este viaje. Y entonces: "...convertir nuestros ojos de metal en pupilas de cristal..."

Espero ver caras nuevas, ¡nos vemos en invierno!

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