mayo 01, 2006

Fracaso Identitario en EPUC: Una Aproximación Ecléctica

Javier Acuña
Escuela de Psicología

Abstract

Some of our most-noted professors try to describe in theirs own terms the “social pariah” phenomen, that occurs year-by-year within EPUC. We review evidence that support an identitary failure aproach in students who cannot enter in normal socio-academic networks.

Introducción

Quizás alguna vez te has preguntado –mientras te diriges a la Cafeta a comprar tu almuerzo– qué será de tus otros compañeros, esos de un perfil un poco más bajo que sencillamente no pueden ser clasificados como "gente PUC" (Gissi, 2001): ¿Dónde almorzarán? ¿Dónde fumaran sus cigarros?

El Centro de Estudiantes de Psicología (CEPS) ha invertido recursos durante los últimos años para comprender este fenómeno que aqueja a un porcentaje considerable de la población de la Escuela. Según algunos estudios (Armijo, 2001) éste podría oscilar entre el 10 y 15 por ciento según sea la generación.

En un esfuerzo conjunto con los docentes de EPUC, se ha intentado formular una aproximación que sirva para comprender el origen del problema, su desarrollo y lineamientos generales de investigación que puedan llevar a una solución satisfactoria.

El Estudiante de Psicología: Ontogénesis

Es normal que a la edad en que los jóvenes estudiantes inician la carrera de Psicología, existan ciertas iniciativas que los motiven en su desarrollo (Martínez, 2004). Uno de los principales refiere a la necesidad de sentirse competentes tanto intelectual como socialmente. Un estudiante de segundo año lo resume así:

"(...) cuando uno entra a la Cato tiene ciertos ideas de cómo va a desenvolverse aquí dentro. Por una parte está el hecho de que en el colegio uno tuvo los resultados académicos que le permitieron entrar a esta universidad. Por otra parte están las ganas de aprovechar la vida universitaria: la edad que tus viejos tanto añoran. O como dice la publicidad de la tele 'tus mejores años'. (...) la idea es seguir siendo un buen alumno, pero no un pasa'o a caca. Y también ser alguien choro, buena onda, con amigos pa' carretear"

En la viñeta se presenta una clara tensión entre dos polos: resultados académicos y reconocimiento social. Según Recuero (2003) esto se condice claramente con la tendencia a la actualización de sus potencialidades que presentan todas las personas y organismos vivos.

Pasado un tiempo, el estudiante de Psicología se da cuenta del entorno altamente competitivo en el que está inserto. Sólo algunos se mantienen en esta tensión mientras que la gran mayoría suele decidirse por el reconocimiento social de sus pares. El estudiante típico de Psicología debe confrontar su deseo de excelencia académica con la realidad de los hechos: no estar entre los mejores del curso. Según Mladinic (2003) la disonancia cognitiva que le produce hace que finalmente la balanza se incline hacia el polo social. Otros autores han investigado el caso de algunos estudiantes (no alcanzan el 1% según Cumsille, 2005) que no reconocen el hecho, a lo que recurren a fortísimos mecanismos de defensa como la negación de la realidad. Unos pocos incluso llegarían a desarrollar cuadros psicóticos (Rapaport, 2002).

El proceso de aceptación de la realidad conlleva un esfuerzo paulatino en que el estudiante adquiere la creciente capacidad de tolerar la frustración y de recibir sus calificaciones como si se tratara de un hijo nacido de su vientre materno. Para la correcta resolución de esta crisis, el estudiante debe adoptar una actitud que Coloma (2003) ha denominado como "a good-enough student".

Sin embargo, habría un contingente (no superior al 10 ó 15 por ciento) cuyas capacidades tanto sociales como académicas son inferiores a la media. Frente a la desventajosa situación en que se encuentran y debido a ciertas características individuales (por ejemplo, baja tolerancia a la frustración, según Sanfuentes, 2005), estos estudiantes no podrían desarrollar la actitud de good-enough student (Coloma, 2003).

En una reciente publicación, Gissi (2002) ha caracterizado este subgénero de la población al señalar algunas de sus propiedades más recurrentes: almuerzan en Aulas Lassen, sacan fotocopias recicladas por la salida sur del campus, no tienen plata para cigarros y por ende no fuman, no les gusta ir a la Cafeta, entre otras. (Para un trato extensivo véase Gissi, 2002, donde el autor plantea un marco teórico propio que no discutiremos aquí).

Se ha argumentado (González, 2003) que en la Escuela hay indicios de discriminación intergrupal hacia esta minoría. Y a pesar de que la terminología pudiera ser lapidaria, en su informe se refiere a ellos como «los pobres desclasados de la Escuela de Psicología». (p. 22)

Algunos Estudios Relevantes

A continuación se revisarán estudios relevantes que permitan ilustrar la situación.

Manzi (2003) realizó un estudio donde se encuestó a 89 estudiantes de ambos sexos con edades entre 19 y 21 años. Se les suministró un cuestionario donde se les presentaba algunas afirmaciones como "me siento parte de un grupo" a las que debían responder según una escala que punteaba de 0 (muy en desacuerdo) a 7 (muy de acuerdo). El cuestionario medía los siguientes ítems: autoestima, pertenencia grupal y prejuicio hacia el exogrupo. Además se accedió a una base de datos con sus calificaciones para verificar la correlación existente entre las variables.

El análisis de datos arrojó los siguientes resultados: para la variable de autoestima se encontró un r² = .75 (p < 0,01); y para pertenencia grupal un r² = .82 (p < 0,01). La variable prejuicio hacia el exogrupo no mostró diferencias significativas.

En síntesis, las personas que presentaban baja autoestima solían tener además calificaciones deficientes. La correlación era más fuerte cuando la persona tenía bajos índices de pertenencia grupal. Además, poca puntuación en la variable autoestima presentaba sistemáticamente una correlación positiva con pertenencia grupal (r² = .69; p < 0,05).

En otro estudio (Cornejo y López, 2004), dos grupos de estudiantes fueron expuestos a un ERP para medir su respuesta eléctrica frente a dos clases de estímulos: PUC-relativos y neutros. El grupo experimental constaba de estudiantes que habían sido reconocidos como "desclasados" en una selección previa, mientras que el grupo control era heterogéneo. Los participantes eran puestos frente a una pantalla que presentaba imágenes relacionadas o no-relacionadas con la Universidad (ej. un logo) junto a una frase que declamaba distintos grados de cercanía subjetiva (ej. me gusta). Se les pidió que presionaran un botón cuando sintieran que la relación les hacía sentido.

Frente a la conjunción de un estímulo relativo a PUC y una frase de alta cercanía subjetiva el grupo experimental presentó mayor amplitud en el potencial N400 que el grupo control, lo que indicaba mayor reticencia de los desclasados de sentirse parte de la Universidad.

Estos resultados fueron replicados en otro estudio realizado por Preiss et al. (2005).

Discusión

Varios autores intentaron explicar este fenómeno. Cortés (2005) propuso la existencia de ciertas constantes comunicacionales entre los grupos, lo que podía explicar el desajuste entre ellos. Sin embargo, la aproximación más debatida en la literatura es la propuesta por Reinoso (2006). Él propone que el grupo de desclasados se caracterizaría por no superar una tarea identitaria básica relacionada con crisis de la adolescencia (Erikson, 1963). En esta etapa, el individuo revive etapas temprano de su desarrollo y dependiendo de su respuesta al Nombre de Krause (encarnados en la calificación-significante) será cómo se forme su estructura subjetiva. En el caso de la mayoría, hay una reinscripción del registro de lo simbólico que les permite aceptar la arbitrariedad de la calificación tal como se presenta y desplegarse en el ámbito social-cultural. En el polo extremo se encuentran los individuos que forcluyen completamente la función académica-paterna, desarrollando los cuadros psicóticos descritos por Rapaport (2002). El grupo al que refiere este estudio, los desclasados, sería un punto intermedio entre estos dos términos: sujetos que han compensado el registro de lo simbólico con una formación sustitutiva (sinthome). Ésta puede tomar la forma de ciertas conductas extravagantes que existen paralelamente al resto de su apariencia de normalidad. Estas conductas esconderían salidas perversoides (ej. fotocopias que por su reverso muestren garabatos diversos como lo son las fotocopias recicladas que sacan fuera del campus).

Críticas y Lineamientos Futuros

En un artículo reciente, Sinclair (2006) critica fuertemente el modelo impuesto en la Escuela por Farkas (2002) al que cataloga de paternalista y asistencialista. Según ella, la política de proveer a los desclasados con becas alimenticias (que son suministradas encubiertamente por CEPS) no ayuda a mejorar la situación sino más bien a empeorarla. Esta autora propone un plan de acción en varios niveles, tanto a nivel de la reformulación de políticas académicas por parte de la Escuela como a nivel interpersonal, con la instauración de un programa destinado a fortalecer las redes de apoyo de los sectores marginados.

Por su parte, Preiss (2006) ha criticado fuertemente la explicación de Reinoso (2006) tildándola de pseudocientífica. El debate continúa irresuelto hasta el presente (para un trato extensivo, véase Cornejo, 2006). Entre sus aportes, figura una aproximación desde la perspectiva cultural.

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