junio 01, 2008

El Cliché y la Paja Mental

por Rodrigo Farías

Hace poco, un malentendido me introdujo en una conversación relativa al común prejuicio de pensar al psicoanálisis como “paja mental”. Lo que me sorprendió de dicho prejuicio no fue su mera presencia, sino la argumentación de mi interlocutor para desecharlo inmediatamente. Ésta se componía de tres puntos que siguieron a la negación del psicoanálisis como paja mental. En orden de aparición, estos fueron: a) el psicoanálisis no es (una) filosofía; b) es un discurso que se funda en la experiencia y en la clínica; y c) es inútil hacer psicoanálisis en base a meras lecturas y teorizaciones, pues son esenciales a éste instancias anexas como la supervisión, la clínica, etc.

Hasta acá, nada nuevo. La premisa argumentada es un cliché, y el lector probablemente ha escuchado los puntos que las sustentan de más de un profesor, aunque ahora repetidos por un alumno. Pero he ahí lo interesante y el origen de esta reflexión. Para explicar esto tratemos de entender diferentes tipos de lugares comunes –casi cual speech acts estéticos–, y distingamos cliché de frase hecha, en busca de su eventual valor. El cliché es indudablemente un atajo intelectual, una experiencia repetida una y otra vez que aun así posee cierto estatuto de verdad, y que por ende puede iluminar. Al contrario, la frase hecha funciona como cliché negado ya de su potencial iluminador, privado de su posible verdad; es completa derrota del pensamiento, o irónicamente, paja mental. La diferencia entre cliché y frase hecha radica en aquello que nosotros hacemos con ellos, es decir, en el lugar que les asignamos dentro de una argumentación. Lo ideal entonces sería pensar y cuestionar al cliché, develar su verdad, y escapar de la frase hecha. Si a esto sumamos que en nuestra carrera el cliché se ve muchas veces desarrollado en cadenas enteras de frases hechas, no es sorpresa que la argumentación detrás de la idea de que “el psicoanálisis no es paja mental” fuera una frase hecha en la medida en que no se mostró como apropiación reflexiva, sino sólo como pronunciación mecanizada de puntos preestablecidos. Así, no es el cliché mismo el que me llamó la atención, sino el hecho de que éste haya sido desarrollado casi de memoria, y con la completa convicción de constituir una argumentación personal, racional y crítica.

Por supuesto, el proyecto por que cada idea que enunciemos sea completamente original es irrealizable, pero esto no quiere decir que no podamos someter ciertos juicios a un mínimo de racionalidad y análisis crítico, especialmente si estos tratan con temas con los que nos sentimos personal e intelectualmente involucrados. El problema no es la pretensión de originalidad que uno quiera arrogarse, sino asumir que es estructural y estéticamente imposible no vivir en el cliché, pero que esto no implica necesariamente vivir de la frase hecha, pues es al primero al que podemos problematizar aunque sea para confirmarlo.

Una ética (y una estética) del cliché implica reconocer no sólo que ya todo haya sido dicho y sea un cliché, sino que en vistas a eso el paso siguiente es negarse a permitir que otros determinen mis opiniones, en pos de la idea subjetivista y probablemente ilusoria de que “yo soy dueño de mis pensamientos”. ¿Pues importa acá el tema de la disolución del sujeto en un mundo de sentido y lenguaje que lo anteceda y lo rebase? ¿Importa acaso si me miento y creo que realmente tengo algo propio que decir? El que un argumento antihumanista pueda demostrar que el sujeto no sea el origen de sus propias ideas, no tiene mayor relación con la experiencia fenomenológica del análisis crítico, ni significa que el sujeto deba ser un mero receptáculo pasivo y acrítico de pensamientos ajenos… por lo menos para aquellos a quienes nos interesa genuinamente mantener que nuestras opiniones son nuestras y no procedentes de nuestra pareja, del profesor idolatrado, o del noticiero de la mañana.

Freud: La clínica es el comodín

1 comentario:

J dijo...

Notable.
Y si mi racionamiento de abogado penalista no me impidio entender el texto, comparto su punto de vista.

Burn Em ALL!