octubre 01, 2007

Como dice Redoles: nadie se mete en güeas por Gaete!!!

La otra vez en un consejo de presidentes propuse realizar un mitting, y ante la cara de asombro materializada posteriormente en la pregunta sobre ¿Qué es un mitting? Respondí: bueno, es una movilización en la cual un grupo masivo de personas acuerdan juntarse en un lugar a cierta hora para manifestarse, es decir, es una intervención, distinta de una marcha cuya esencia es juntarse para caminar hacia el lugar donde se quiere manifestar. Lo que me llamó profundamente la atención es que pese a las características algo más postmodernas de una intervención como el mitting, y pese a que no me esperaba que la idea fuese apoyada por la mayoría del consejo, tampoco esperaba encontrarme a estas alturas con que en el imaginario de nuestros compañeros dirigentes (gremialistas en mayoría) estuviera tan presente la idea de que cualquier “junta” o protesta pública estuviese directamente relacionada con el marxismo leninismo y la tomas y anarquía y descontrol y expropiaciones y quizás cuanta maldad más junta susceptible de llenar aquel significante, que como me percate, estaba aún vacío. Es más, en este tiempo me he dado cuenta que tienen la de que la izquierda se junta a idear malévolos planes y que actúa en bloque como lo hacen ellos, cuando todos saben que la izquierda en la UC esta más muerta que Gaete (quién mato a Gaete? los cuetes). La sorpresa se debe a que las manifestaciones como los mitting hace rato que pasaron a ser propiedad de los más diversos e inofensivos (y otros no tanto) grupos que sienten la necesidad de intervenir el espacio público y privado, desde el fun club de my chemical romance, hasta los ecologistas kamikazes europeos que protestan contra el calentamiento global siendo que se toman y ocupan en sus artefactos casi toda el agua del mundo, pasando por la gente de liberación animal, que estoicamente se ponen afuera de casa central para protestar contra la vivisección y la experimentación que realiza la UC con animales vivos.

Pero el tema no son las articulaciones del registro de lo simbólico en los distintos movimientos políticos respecto a los fenómenos sociales, sino más bien en nosotros como generación...

Resulta que un día, así de la nada (lo cual no es cierto) aparecieron los secundarios que protestaban contra la LOCE, y claro, el gobierno no los pescó. Sin embargo, los pingüinos encontraron una forma de hacer que todo el país los mirara y empatizara con ellos a tal punto que el típico “son puros vándalos” no se sostenía y todos tuvieron que salir a decir que eran tan buenos, inteligentes y tiernos. Cuento corto, se tuvo obligadamente que hablar del tema y ganaron por así decirlo, pero!, no contentos con la política de gobernar sin una idea sino que juntando a los especialistas de todos los sectores políticos para hacer algo que deje contentos a todos, llegaron y se bajaron del comité asesor y ahí están. Lo que quiero decir, es que parece que ya no se contentan con que los viejos los estigmaticen por la prensa para luego tomarse fotitos con abrazos y sonrisas, y para luego volverlos a tratar como niños. Algo tienen ellos que no tenemos nosotros que los hace menos conformistas, menos cautelosos y más atrevidos, bueno, así también lograron mucho mas de lo que, sumado, hemos hecho tanto cuando éramos secundarios como ahora Por otro lado está el mundo de los adultos, el cual determinado por la huella mnémica de la dictadura hace que aún en democracia cualquier movimiento social genere una extraña ansiedad de castración que sigue haciendo necesario a un estadista o figura de autoridad que sea capaz de golpear la mesa tipo Lagos. Es más, dado que en el gobierno de Bachelet todos “se subieron por el chorro” tuvieron que recurrir a las antiguas prácticas y llamar a Comisario Velasco para que pusiera orden, como si literalmente faltara el padre. En general, parece que la idea de los adultos es que ojalá no pase nada muy efervescente, no vaya a ser cosa que...

Bueno, queda el jamón del sándwich, somos nosotros, teñidos por el imaginario de nuestros padres y por ende preocupados únicamente por que nos vaya bien (algo así como por nuestra seguridad individual), conformándonos con tener por objetos de culto a quienes critican al mundo por nosotros de manera chistosa o poética (tenemos los videos de plan z y los simpsons en la casa, escuchamos Víctor Jara, Silvio Rodríguez y nos compramos los nuevos calcetines del Che Guevara que salieron en la tienda juvenil del mall), hijos de la transición (y de la alegría) que aprendimos a quedarnos callados, a mantener el status quo, porque salir a la calle es estar pasado a naftalina o hacer un mitting es sinónimo de la UP, los sesenta o que se yo, lo cual no pega con la reconciliación y la unidad nacional que nos dice los viejos. En fin, mi conclusión es que somos la generación que carga con el muerto y que, como dice redoles, nadie se mete en gueas por Gaete!

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