marzo 01, 2007

The Chimney Sweeping

Sabiduría de vejez
Reflexiones histéricas

Y cayó, hoy se confirma la sospecha. No son las coquetas arrugas que empiezan a dibujarse, ni la odiosa gravedad, ni la súbita atracción hacia “los chequera”. Se trata de algo terrible: en la universidad hay más gente menor que yo, que mayor que yo. Formalmente soy una vieja.

Por ello, es preciso legar mi experiencia a las (aún) encantadoras e ingenuas criaturas que se integran al arte de la manipulación. Es cierto, sus peores miedos se harán realidad: no sólo terminarán “psico-hablando”, también darán consejos con palabras escalofriantes como insight, falo, histeria, analidad y narcisismo. Resígnense, pronto se reirán a gritos con tallas psicoanalíticas (el consuelo es que si fueran ingenieros gozarían con la curva de seno y la derivada de pi). Verán cómo dentro de ustedes aparecerá una Miss O. quien coqueteará compulsivamente con el profesor regalón de turno y más de alguna vez se sorprenderán haciéndole ojito al ayudante por motivos perversos. Los hombres se sentirán castrados al ver que ya son “una más” e intentarán reivindicar su masculinidad con comentarios heideggerianos o haciéndose ayudantes.

Es que sí, no hay caso. Aquí perderán la inocencia, saldrán a flote sus peores conflictos, se cuestionarán sus propios nombres y se atormentarán clase a clase, por si tienen tal o cual patología. Pero aún así, señores, habrán de descubrir lo fascinante que es estar acá, after all, is what we chose.

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