noviembre 01, 2006

Odio ese paseo

Ha pasado casi un año desde aquel renombrado Paseo del Ombligo de Psicología generación 2003. Una nueva generación tuvo su paseo este año y, según se comenta, lo pasaron muy bien, incluso afianzaron amistades. Lindo, ¿verdad?

Yo descubrí el valor de la verdadera amistad el año pasado en aquel paseito, pero no de la forma en que hubiese preferido conocerlo. Tan contaminado de otras emociones, de otros hechos, de personas que no debían entrar en mi vida quizá.

Sentí tantas cosas y tan intensamente como no recuerdo haberlas sentido antes o después de eso. El miedo; la rabia; la necesidad de un otro que seguramente era mi madre; el dolor físico y profundamente emocional; la humillación, la contención de un desconocido, que aún ahora lo es; la ayuda recibida en ese momento y al amanecer siguiente; el consuelo que me aguardaba, me llamaba y al que yo no podía llegar, las ganas de huir: de él, de todos, de mí; la compañía de los amigos; el apoyo de los amigos; la soledad.

Yo sentí que me arruinaron el Paseo y todavía lo siento así. Yo podría haber regresado a mi casa en Santiago, con mis padres, y haberles relatado lo sucedido. Yo podría haber ido a Carabineros y haber puesto una denuncia. Yo podría haber hecho pública la situación , haberlo denunciado a los demás compañeros y que ellos hicieran su propio juicio. Yo podría haber incitado a quienes querían hacerlo, a que le partieran la cara.

Yo me callé. Yo no regresé a mi casa hasta terminado el paseo. Yo no fui a Carabineros. Yo les dije que no lo golpearan. Yo no dije nada a mis padres hasta hace un mes atrás. Yo me sentí muy sola allí y después también.

Hubo un nuevo paseo, para la generación siguiente y parece que lo disfrutaron mucho. Si algo como lo sucedido el año pasado se hubiera repetido ahora, me habría sentido sumamente responsable, por mi silencio empedernido y quizá cobarde. Al parecer no fue así, a menos que se repita también el silencio, pero no lo creo. No me siento culpable entonces, pero tampoco me alegra que lo hayan disfrutado, porque vuelvo a sentir que a MÍ, me arruinaron el paseo.

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