septiembre 01, 2006

Eskizorial

«The world is absurd. Ugly absurd.
To repair ugly absurdity, you can’t just be normal. You need an alternative absurdity.
A beautiful absurdity.
We call it, "holy madness."» (Freeman, 2002, en línea)

Cuando pensé en ponerle nombre a un pasquín –a este pasquín–, no dudé en que debía llamarle de una forma que me hiciera total (sin)sentido. La lista anterior era algo como: “El Psicocrático”, “Sí… ¿qué?”, “Tras-torno”, “El Psilogismo” y otros tanto que nunca conocí pero que seguramente tienen algo en común: son nombres pomposos, o graciosos, o sugerentes, o –en fin– llenos de sentido.

Yo pensaba en algo totalmente opuesto. Y si bien El Esquizoide es un nombre que –dirán algunos– tiene mucho sentido, apunta precisamente a una cosa disociada, loca, insana, et cétera ad nauseam. (No confundir con freak, por favor). Y que sólo después de cinco números he comprendido lo difícil que resulta concretar una idea así.

Puede que sea porque ni yo mismo tengo claro el asunto.

Pero filo.

Quiero compartir la creencia de que en el absurdo hay algo realmente importante. Incluso más importante que en el sentido. Y que hay que buscar. A tontas y a locas. Pero buscar al fin.

Y encontrar. (O no).

No hay comentarios.: